Fe por encima de la razón requiere una mente especial

Fe por encima de la razón requiere una mente especial. El hecho es que todos en este mundo, tu y yo, cada uno, estamos hechos a partir de egoísmo, el deseo de recibir, dentro del cual sentimos toda la realidad.

Sentimos sólo lo que nos trae placer o por el contrario, nos causa sufrimiento; es decir, positivo o negativo en relación al deseo egoísta de vivir una vida placentera. 

Pero aquí, se nos pide un enfoque especial. No quiero sentir lo que es placentero o no placentero para mi, así que intento liberarme de esta dependencia, sobreponerme y acceder a la realidad en términos de lo que es bueno o malo para los demás. En esta forma, empiezo a ver lo que está afuera de mi. De lo contrario, no veo nada. Todo mi mundo, es sólo lo que determina mi propio beneficio egoísta. 

Me limito. No voy más allá de ser un animal que piensa sólo desde su propio estómago o un niño pequeño, ingenuo, que sólo entiende su propio placer y no toma en cuenta a los demás.  

Luego, el niño crece y parece que le empiezan a importar los demás, ve y entiende más claramente el mundo. Pero, de hecho, no vemos el mundo, simplemente agrandamos más y más el campo de nuestros intereses y podemos evaluar lo que será a nuestro favor y lo que nos dañará. 

El sensor con el que percibimos la realidad se creó a partir del deseo único de recibir. Debemos ser conscientes. Vivimos dentro de nuestro deseo egoísta, se conoce como creación de este mundo. De hecho, no hay “este mundo ni el mundo futuro ni los mundos superiores”. Sólo existe una realidad que depende únicamente de nuestra percepción, de nuestra actitud ante lo que sucede. 

Existen algunos fenómenos en el mundo que no sentimos en absoluto, debido a que nuestra percepción está determinada sólo por lo que es bueno o malo para nosotros. No notamos nada más. 

Si mi sensor egoísta no capta la señal, el deseo de recibir, sea positiva o negativa, no la siento para nada. Tal vez algo grande sucede a mi alrededor, pero yo no veo nada. 

Cabalistas que alcanzan el mundo superior, dicen que es justo aquí. No necesitamos ir a algún lugar, ni al otro lado del universo o a otra galaxia. Todos los mundos ya están aquí, junto a nosotros. 

Sólo que no los sentimos, porque percibimos la realidad únicamente a través de un parámetro muy estrecho: me siento bien o mal. Resulta que toda la realidad está limitada sólo por mi interés egoísta primitivo. 

Pero, ¿cómo puedo ver más, sentir más, entender más y comenzar a salir de mi capullo? Es posible si me sobrepongo a: “me siento bien o me siento mal” y adquiero la cualidad de otorgamiento, la cualidad que se conoce como fe. Así, sentiré todo, no en relación a mi propio beneficio, sino en relación a los demás. 

Si empiezo a valorar la realidad en esta forma, me sobrepondré a mi y encontraré un nuevo órgano sensorial: fe por encima de la razón. Así, entro a una nueva percepción de la realidad, externa, independiente de mi ego. Podré sentir lo que los demás sienten, fuera de mi y así, mi punto de vista será relativamente objetivo, dependiendo de si puedo separarme de mi mismo, de mi interés propio. 

Empiezo a ver la realidad objetiva que fui capaz de revelar: 125 grados espirituales, 5 mundos superiores y, gradualmente puedo desarrollar esta visión, hasta que sea capaz de ver todo lo que está afuera de mi. Lo que está fuera de mi se llama el Creador o Boré, que quiere decir “Ven y Vé”.  Ahora, en mi deseo de recibir, no veo nada, pero tengo oportunidad de alcanzar al Creador, la realidad fuera de mí.

Después entenderé en qué realidad vivo, qué es la naturaleza y qué me sucede. Por consiguiente, esta técnica se llama Cabalá (recepción), porque nos enseña cómo obtener un sentido de toda esta realidad sin límite. La persona que desarrolla esas sensaciones se llama cabalista, porque percibe la realidad objetivamente, sin la distorsión de su percepción egoísta, sino como es realmente.  

Incluso la primera salida de tu ego, te permite sentir que la realidad espiritual superior, realmente existe. Y empiezo a entender dónde estoy, para qué y por qué vivo, por cuáles procesos debo pasar y qué estado debo alcanzar. Antes de eso, estamos completamente ciegos, insensibles y no tenemos forma de ver más allá de nuestro egoísmo. Sólo la fe por encima de la razón nos puede ayudar a liberarnos.
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De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá del 30/abr/20, “En lo concerniente a fe por encima de la razón”

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