Las condiciones actuales del mundo no existían en la época de Ben Gurion o Herzl: frustración, desamparo, creciente crisis global en clima y tecnología, en todo lo creado por el hombre.
Debemos entender por qué todo lo que hemos hecho se vuelve en nuestro detrimento y cómo podemos cambiar el curso de la historia que nos acerca cada vez más al abismo.
Por lo general, estas situaciones conducen a guerras. Si no fuera por las armas nucleares, ya habría guerra en el mundo. Sin embargo, precisamente el hecho de que muchos países tienen armas tan poderosas, sirve como restricción.
La única solución es trabajar con la fuerza de otorgamiento y unidad, si no queremos llegar a la destrucción total. Toda persona cuerda comprende que la guerra no es opción. Sólo queda pensar en cómo obligarnos a nosotros mismos y a todos los países y naciones a suavizar nuestro egoísmo y acercarnos unos a otros. Si no lo hacemos, vemos que cualquier otro camino conduce a la muerte.
Tenemos una solución que nos da la propia naturaleza, que deliberadamente nos lleva a un callejón sin salida, para que no tengamos otra opción que la conexión. Lo primero es que necesitamos unir al pueblo de Israel.
Este movimiento por conexión no se parece a nada que haya sucedido antes. Primero, llegaremos por desesperanza: la naturaleza nos obliga a hacerlo. Segundo, es único por el resultado que queremos lograr con esta conexión. La naturaleza nos llevará con fuerza a un tipo diferente de convivencia con la naturaleza.
Puedes no estar de acuerdo y considerarlo ingenuo, pero al final la vida nos obligará a todos a cambiar la actitud ante estas palabras. Al mismo tiempo, la percepción cambiará, escucharán lo que antes no podían escuchar, comprenderán lo que no entendieron antes y seguiremos adelante.
No habrá paz en el mundo si el pueblo de Israel no alcanza la conexión correcta por encima de los desacuerdos, para que el amor cubra todas las transgresiones. Si lo hacemos, todas las naciones del mundo seguirán nuestro ejemplo y reconocerán que hay algo que aprender del pueblo de Israel, a saber, la ley del amar al prójimo como a sí mismo.
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De Kabtv «Reunión de escritores» 17/oct/21
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