La armonía radica en la unión de los opuestos

Un corazón no está conectado a otro a través de sólo la armonía. Están, en realidad, vinculados profundamente por medio de sus heridas. El dolor se unió al dolor, la fragilidad a la fragilidad. No hay silencio sin un llanto por la herida, ni sanación sin sangrado, ni aceptación sin un período de aguda pérdida. Es lo que  hay en la raíz de la verdadera armonía  (Haruki Murakami).

Pregunta:

¿Qué piensa usted de esto?  ¿Todo eso es realmente necesario? 

Respuesta:

Esto se observa, en cierta medida, en la mentalidad de los japoneses. Naturalmente es cierto materialismo convexo, donde una cosa no puede existir sin la otra y es el resultado de la lucha de opuestos. 

 

Es una expresión que se ajusta a nuestro mundo. Es uno de los muchos discursos de un mundo desequilibrado, en el cual no hay perfección, pero el mundo en el que por alguna razón, se lucha por ella.

Pregunta:

¿Cómo las cosas que escribe Murakami, aparentemente se transfieren a las personas en otras diferentes, en cierto nivel de desarrollo superior? 

Respuesta:

Tenemos que llegar a un estado en el cual nos sintamos convencidos de que el esfuerzo es necesario, de que los opuestos se tienen que revelar y que debemos dirigirnos al punto de partida, a donde nacimos. 

 

En este punto, la persona tiene que alcanzarlas, llegar a estar de acuerdo con ellas, conectar con ellas y lograr la verdadera armonía. Es decir, la armonía comienza cuando llegamos a la unidad de los opuestos.  

 

La persona tiene que estar de acuerdo con lo que se le ofrece, en la forma de un mundo de lucha de opuestos, que de hecho, es nuestro mundo imaginario; y si avanzamos correctamente, entonces, en vez de estas dos fuerzas opuestas —por decir, el yin y el yang —revelaremos una única fuerza que yace en estos dos opuestos y los crea sólo para que revelen esta misma fuerza. 

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