Equilibrio y armonía

Pregunta:

Supongamos que una persona duda constantemente y trata de utilizar la intuición sin comprender del todo lo que es. ¿Cómo le aconsejaría que tomara decisiones desde un estado armonioso, no desde el desequilibrio cuando no está seguro de lo que está bien o mal, sino desde un lugar de equilibrio?

 

¿Cómo podemos tomar decisiones a partir de un simple estado para dar pasos adicionales?

Respuesta:

Si una persona se esfuerza por alcanzar la armonía desde un estado simple, normalmente lo consigue disminuyendo sus acciones: moviéndose menos, pensando menos, preocupándose menos, oyendo menos, viendo menos, etc. Lo mejor es tomar un somnífero y dormirse.

 

Es decir, no tenemos armonía, pero intentamos alcanzarla equilibrando correctamente las fuerzas que actúan sobre nosotros. A esto lo llamamos armonía, aunque no es armonía en absoluto, sino neutralización mutua de estímulos.

Pregunta:

Entonces, ¿equilibrio y armonía no son lo mismo?

Respuesta:

No. Lo que pasa es que hay que saber restringirse para no perder la armonía conseguida y no caer en el desequilibrio.

Comentario:

Cuando pienso en ello, siempre recuerdo el ejemplo de un equilibrista. Parece que camina por la línea y cada paso debe ser equilibrado o se caerá. Al mismo tiempo, no se trata de un estado armonioso, sino de un esfuerzo constante y de un control permanente en todo momento.

Mi respuesta:

Bueno, podemos decir que este es el equilibrio correcto, la armonía correcta. Pero, aun así, uno debe considerar constantemente los posibles resultados futuros en su subconsciente y probarse a sí mismo que siempre pueden estar equilibrados.

Pregunta:

¿Qué le falta al equilibrio para convertirse en armonía? ¿Hay que añadir algo?

Respuesta:

Conocimiento del futuro, de las fuerzas que te afectan, de tus capacidades y del mundo que te rodea. Todo esto puede llevarte muy lejos.

Comentario:

Resulta que hay muchos más elementos que añadir.

Respuesta:

Por supuesto

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