La clave para tener éxito en el avance, es solo tener paciencia y no retroceder. El Creador controla a la persona, al conducirla a través de todo tipo de estados. Está obligado a hacer esto para perfeccionarnos y prepararnos para el alcance espiritual.
Por consiguiente, cada día o incluso cada momento del día, debe comenzar como si fuera nuevo: desesperar y comenzar de nuevo y desesperar de nuevo. Al final, lo uno es imposible sin lo otro; y así, nos movemos hacia adelante, sin importar lo que pase.
Solo aquellos que caen -como está dicho, “El justo caerá mil veces y se levantará”- llegarán al límite donde el Creador dirá, “Es suficiente, me revelo a esta persona”. Solo no retrocedas, si no puedes, tanto como puedas; cae-levántate, cae-levántate. Como un bebé, ¡cuántas veces se cae hasta que aprende a caminar! Así es como somos.
Por lo tanto, se necesita paciencia. La vida pasa de cualquier forma y no hay nada en ella en lo que valga invertir esfuerzos, salvo en permitirse existir y realizar el pensamiento de la creación.
Ya hemos recibido una oportunidad afortunada. Fuimos elegidos por el Creador, así que sigamos hasta el final y no desesperemos.
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