La configuración del orden espiritual

Pregunta: Está escrito en la Torá, que el suegro de Moisés le dió la estructura de la “decena”, para organizar al pueblo. Le dijo: “Pero, deberás elegir de toda la nación a hombres fuertes, temerosos de Dios, hombres de verdad, que odian la ganancia monetaria, y deberás designar en ellos, líderes de miles, líderes de cientos, líderes de medias centenas y líderes de decenas”. 

¿Se trata solo de la jerarquía interna de nuestros deseos o de hecho la nación fué dividida de esta forma en el mundo corporal?  

Respuesta: A veces era así. 

Si deseamos ser similares al Creador, acercarnos a Él en nuestras cualidades, tenemos que construirnos a nosotros mismos, a nuestra sociedad, al estado, incluso al mundo y a toda la humanidad, de acuerdo al mismo principio descrito en la Torá, es decir, tenemos que dividir todo en decenas, medias centenas, centenas, etc. ¡Todo el mundo! 

Esto es porque cuando nos unimos así, podemos alcanzar la propiedad del otorgamiento mutuo, la interconexión, la garantía mutua (Arvut). Con la ayuda de esta relación entre nosotros, podremos relacionarnos de la misma forma con el Creador. 

Pregunta: ¿Por qué existe exactamente esa división en decenas, medias centenas, cientos, miles? 

Respuesta: Viene de las mismas diez Sefirot. Si tenemos la superior, el otorgamiento, su otorgamiento se extiende a los diez peldaños, hasta que alcanza la última Sefirá Maljut, la cual recibe todo. 

La distancia de diez peldaños, desde el estado de otorgamiento Keter (corona) hasta el estado de recepción Maljut (rey de recepción) refleja completamente el desarrollo del deseo del Creador por otorgar al deseo de recibir de la creación. 

Si la creación por su parte, desea ser similar al Creador, tiene que hacer una restricción sobre sí misma, no recibir de la forma en que el Creador lo hizo, sino de forma opuesta, actuar en semejanza al Creador, es decir, de forma inversa, de regreso desde Maljut a Keter, realizándose en sí misma en la cualidad de otorgamiento. 

De hecho, la restricción no fue para la acción misma, sino más bien, para la intención. No obstante, cuando restringimos la intención, la acción simultáneamente también se restringe. Después de eso, la acción se puede desarrollar de forma opuesta a la recepción. Lo principal es la intención. 

Pregunta: Pero, ¿De dónde llegaron las medias centenas, centenas y los miles? 

Respuesta: No importa. Las acciones en la media centena, el ciento, el mil, etc, caen bajo las mismas condiciones, las mismas leyes que en la decena. 

 

¿Por qué? La decena es canal para la luz

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *