La crisis financiera no debería ser la causa de una depresión masiva. Nos dará la oportunidad de pasar más tiempo con nuestras familias. Muchos restaurantes van a cerrar y las comidas familiares, junto con la conversación de sobremesa, regresarán a la vida diaria. La comunicación en la familia ayudará a aliviar el stress.
Además el cambio de trabajo y un poco de ejercicio físico nos van a caer bien. Pero, lo más importante, habrá tiempo para pensar sobre el significado de la vida y si realmente es ir constantemente tras el «querer tener lo mismo que tienen los Pérez».
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