La escuela de los deseos nos enseña a construir el mundo espiritual en nuestro interior (avanzado)

priest1En lugar de examinar nuestros deseos desde el interior, deberíamos examinarlos desde arriba «bajo el microscopio», y tan rápido como sea posible. Nuestro objetivo es la corrección y solamente esta «escuela de deseos» nos permitirá alcanzarla, o trabajar para el otorgamiento.

Todo el mundo espiritual es algo que construimos dentro de nosotros, utilizando nuestros deseos. Los apilamos en un «montículo» y nos elevamos encima de él. Y repetimos este proceso una y otra vez. El «montículo» crece y nosotros crecemos a su lado volviéndonos cada vez más dadivosos.

El resultado es que cada uno de nosotros levanta un Monte Sinaí, la montaña del odio (en hebreo Sina significa odio) con el fin de subir a la cima y construir el castillo de un rey, el palacio del Creador. Creamos todo eso con nuestros propios deseos egoístas, rotos, que revelamos dentro de nosotros uno tras otro. Es precisamente corrigiendo estos deseos y dentro de ellos que la persona revela la realidad del Creador. O en otras palabras, uno construye su trabajo «para el otorgamiento» a partir de estos deseos.

Por lo tanto, todos los mundos espirituales y grados están fuera de nosotros. Todo se revela dentro de nuestros deseos que corregimos. Eso es porque el Creador creó sólo un deseo común y revelamos al Creador dentro de las formas de este deseo.

Los 125 grados espirituales no son algo fuera de nosotros. Su potencial está instilado en nuestros Reshimot y cada uno de nosotros debe personalmente desarrollar sus deseos a partir de estos Reshimot y trabajar con ellos y cambiar la forma en que los utiliza. Así es como uno construye el mundo espiritual a partir de ellos.

Se me entregó un deseo (material) y Reshimot (formas). Ahora debo atraer la Luz Superior hacia mí y así conectar estos dos componentes entre sí. De esta forma conecto las Luces, las chispas y los Kelim (en hebreo esto se llama ANAH – Orot,  Netzutzim, Kelim). Ellos van a formar mi alma y dentro de ella yo sentiré la realidad espiritual. Ahora mismo yo también percibo la realidad dentro del alma, pero sólo en su capa más baja, llamada el «mundo material». Con el propósito de realmente revelar el alma, debemos alcanzar al Creador.

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