La fiesta de Sucot: Abraham, Isaac y Jacob

Jacob es el atributo espiritual más importante, por eso es llamado nuestro ancestro. Abraham simboliza otorgamiento desde el Creador e Isaac es la revelación del deseo de disfrutar en la creación. 

Jacob es la combinación de dos cualidades, dar y recibir, la línea derecha y la izquierda, gracias al trabajo interno del hombre. El hombre conecta esas dos líneas que vienen de arriba para lograr la similitud con el Creador. 

Hombre, Adam, significa similar (Domé) al Creador. Por lo tanto, Jacob es el más importante de los tres, porque esas son las cualidades reveladas dentro del hombre al grado de su similitud con el Creador. Por eso la propiedad de Jacob es llamada Tiferet –esplendor, belleza, honor- las propiedades del Creador reveladas en la creación. 

En este trabajo el hombre alcanza la espiritualidad. Se nos dan esas dos cualidades desde arriba, las inclinaciones buena y malvada. La buena viene del Creador a través de Abraham. La inclinación malvada revelada en la creación también viene del Creador que la creó. Y la combinación correcta de esas dos fuerzas se logra con el trabajo del hombre y nosotros debemos lograrla. 

La izquierda y la derecha no se cancelan entre sí, se enfatizan una a otra. Si existe la línea derecha, otorgamiento, está permitido despertar la línea izquierda, recepción. Y precisamente porque la línea izquierda es opuesta a la derecha, que ésta se incrementa y resalta. 

Por eso, Jacob incluye ambas líneas y las intensifica. El milagro del trabajo espiritual correcto es que las cualidades opuestas se enfatizan e incrementan incluso más, cada una enfatizando a la otra. 

Precisamente porque existe la fuerza de otorgamiento contra la fuerza de recepción y la fuerza de recepción contra la fuerza de otorgamiento, cada una se vuelve más intensa, más importante. Por eso la cualidad de Jacob es llamada Tiferet (esplendor) porque combina dos opuestos en uno. 

Cuando están correctamente combinadas y se mejoran una a otra en la línea media, se manifiestan en el hombre, no como una simple suma de las líneas derecha e izquierda, sino como una ilustración de sus opuestos y su gloria. 

En nuestro mundo, existe luz pura y oscuridad pura. Pero si mezclamos oscuridad con luz, obtenemos muchos tonos diferentes que no pueden ser distinguidos ni en la luz brillante ni en la oscuridad. 

Nuestra vida está basada en combinar las líneas izquierda y derecha. Si queremos revelar al Creador, necesitamos las dos fuerzas; otorgamiento y recepción. Al crear todas las combinaciones posibles de una con la otra ,en todas las formas, revelaremos la cualidad del Creador en relación a la cualidad de la creación. 

Abraham es el deseo de otorgar, Isaac es el deseo de recibir y Jacob es la combinación de ambos deseos. En combinación, las dos cualidades se mejoran y enfatizan mutuamente. Como resultado, las líneas derecha e izquierda son reveladas en Jacob 620 veces más fuerte de lo que eran antes de ser combinadas. 

Resulta que al combinar correctamente las fuerzas de recepción y otorgamiento, podemos sentir la fuerza de otorgamiento en contraste con la recepción, 620 veces más grande. En la línea media incrementamos la creación del Creador, a en un diminuto Kli, un solo punto negro en la luz blanca infinita, hasta la escala de toda la luz del infinito. Como está dicho “La oscuridad brillará como luz”. 

Por lo tanto, revelamos al Creador dentro de nuestro Kli y alcanzamos toda la luz del infinito. Pero el Kli comienza como un punto negro con un cambio muy pequeño en la luz.
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De la lección diaria de Cabalá 5/oct/20, “Sucot

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