La grandeza del Creador

El Creador es una fuerza que llena y organiza todo lo que pensamos, vemos, sentimos y decimos. Los seres creados no tienen nada en sí mismos. El Creador creó y desarrolló el deseo de recibir. Él lo satisface, lo guía y lo opera. Por lo tanto, no hacemos ninguna acción independiente. Todas son acciones del Creador. No hay nada más que Él.

Sin embargo, a pesar de que el Creador nos controla totalmente y realiza todas las acciones a través de nosotros se nos dio una oportunidad especial de ser independientes. Podemos llamarnos criaturas independientes en la medida en que nos volvemos como el Creador, pero esto es verdad sólo para individuos únicos que adquieren fe en el Creador: la sensación de la fuerza superior.

Estas personas únicas actúan exactamente de la forma que el Creador lo quiere, pero por voluntad propia. Los demás actúan del mismo modo que el resto de la naturaleza: intuitiva e inconscientemente, bajo el control total del Creador. Solo se consideran «libres» debido a su percepción limitada. Sin embargo, cuando descubren al Creador y anhelan parecerse a Él, se vuelven exactamente como Él, pero aún son independientes y libres.1

El Creador creó el deseo de recibir. Él guía, desarrolla y organiza todas sus acciones. De hecho, el deseo de recibir depende completamente de la Luz e instintivamente realiza todas las acciones que la Luz dicta. Así se comportan los objetos inanimados, las plantas, los animales e incluso los seres humanos.

Sin embargo, el Creador elige a algunas personas y les da oportunidad de adquirir el poder del Creador, para realizar acciones por su cuenta, pero sólo para parecerse a Él. Así se vuelven libres. Dependiendo del grado al que se asciende el Creador deja de manejarlos (parcial o totalmente) porque la persona actúa exactamente de acuerdo con el deseo del Creador.2

El Creador gobierna toda la naturaleza en los niveles inanimado, vegetal y animal. Como si el nivel humano no existiera. Sin embargo, cuando la persona se vuelve como el Creador y comienza a comportarse como el Creador, cuando aprende este gobierno del Creador, se le llama «discípulo sabio», asciende al siguiente grado y se convierte en «humano» (Adam). Es elevado por encima del nivel animal, eso lo hace similar a la fuerza superior y le permite alcanzar al Creador.3

La sensación de que el Creador se reviste en la persona, -en sus deseos, pensamientos, acciones e impresiones-, es el grado de obtención de fe. La persona siente que el Creador gobierna el mundo entero, que es bueno y que hace el bien.

Fe por encima de la razón es la sensación del Creador en todos nuestros órganos y en toda nuestra esencia. Se debe tratar de sentir que el Creador gobierna al mundo entero, que es bueno y que hace el bien, a pesar de que el Creador le arruina esta sensación y le muestra todo lo contrario.4

El estado de corrección final es el atuendo completo del Creador en el hombre, cuando la fuerza superior es sentida en todos nuestros órganos. Sentimos que el mundo entero es gobernado por la fuerza superior y que siempre hemos y seguimos realizando las acciones del Creador: primero por coerción y después por voluntad propia, con nuestro consentimiento. Así nos convertimos en trabajadores devotos del Creador, trabajando por amor.5

El trabajo del hombre es tratar de asemejarse al Creador, como si Él estuviera revestido en nosotros y nos manejara totalmente. En la medida en que podamos imaginar este estado, nos inspiraremos y convertiremos el estado deseado en una realidad. El Creador nos ha elegido y nos acercamos a Él. Él nos ama. Él nos despertó por amor, deseando que nos parezcamos a Él y alcancemos su estado. No deberíamos sólo imaginar, sino realmente sentir cómo hacerlo.

Así sentiremos que si nuestro estado deseado no corresponde a nuestro estado actual elevaremos una plegaria (MAN) al Creador, con nuestro deseo de estar realmente con Él, no sólo en nuestra imaginación.

Este es el trabajo del hombre: obligarnos a imaginar que el Creador está entre nosotros y que nuestras acciones están definidas por la sensación del Creador en todos nuestros órganos, en nuestras relaciones y en nuestra mente y corazón. Sin embargo, puesto que aún no es nuestra realidad, sino sólo imaginación, el ego nos ayuda a percibir la brecha entre el estado deseado y el actual, y elevamos esta brecha al Creador como solicitud de corrección.

Después de todo, en realidad, aún no tenemos fe, sensación del Creador, en nuestros órganos, porque no tenemos órganos espirituales que actúen como conexión donde el Creador pueda habitar. Por lo tanto, recurrimos al Creador con una oración para que nos corrija y nos conecte y así Él pueda revestirse en nosotros.6

La oración incluye dos estados: el estado actual que vemos en nuestros órganos sensoriales existentes y el estado deseado en el que imaginamos que ya estamos conectados y que el Creador se revela y habita entre nosotros. La brecha entre estos dos estados crea una gran carencia con la que recurrimos al Creador.7

La oración debe formarse con base en la brecha manifestada entre el estado deseado y el estado actual. La oración no es sólo el deseo de comer una manzana deliciosa. Con nuestro esfuerzo, debemos construir en nosotros el estado deseado, es decir, imaginar nuestra conexión, para así revelar al Creador y darle satisfacción.

Así, vemos que nuestro estado actual es insuficiente e inexacto. La brecha entre el estado deseado y el actual se vuelve evidente y lo elevamos al Creador. En respuesta a nuestra oración, recibimos nuevos deseos, requisitos que no teníamos antes y que formamos nosotros mismos.

Así construimos el grado humano que aún no tenemos. El Creador sólo da grados inanimados, vegetal y animal. El grado humano no existe en la materia, solo en pensamiento y deseo, eso es exactamente lo que estamos construyendo ahora.

El grado del hombre, Adam, es la inclinación a acercarse al Creador. Necesitamos visualizarlo como imaginamos todo lo demás que queremos en este mundo: estoy en un cierto estado y quiero cambiarlo a uno mejor: este es el deseo de cualquier criatura viviente.8

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 18/may/18, clase con el tema, «La grandeza del creador»
1 minuto 2:30
2 minuto 6:03
3 minuto 14:20
4 minuto 17:20
5 minuto 27:10
6 minuto 31:50
7 minuto 44:10
8 minuto 48:45

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