La importancia de las buenas relaciones mutuas en la familia

Pregunta: La mujer siente que da mucho en el hogar y en la familia. Todo ese dar le hace sentir que da y da, pero no tiene nada, no tiene aire para respirar y no recibe nada ¿cómo se puede explicar esto?

Respuesta: Debe haber reciprocidad. Los miembros de la familia deben aprender lo que ella hace y recibir de ella con amor, para darle satisfacción, como ella les da. Lo debemos aprender, pues carecemos de sentimiento común.

Es lo que suele ocurrir en las relaciones entre marido y mujer; cada uno piensa que da al otro y que no recibe nada, o no entiende lo que recibe. Que determina el bienestar de una familia

 

Pregunta: ¿Hay acaso algún ejercicio que debamos hacer para avanzar?

Respuesta: Necesitamos aprender todos los días, constantemente, pues se trata de tu actitud ante la vida. Durante la vida, desde el momento en que nacemos, sólo recibimos consejos para desarrollar el ego, es decir, un sistema unidireccional. Lo que necesitamos constantemente es reciprocidad en nuestras relaciones, cómo nos conectamos. Y de hecho, en el medio, entre nosotros, necesitamos llegar a tales relaciones en las que no necesitamos nada el uno del otro.

Debemos desarrollar relaciones de dar y tomar para que, además de la capacidad de darte, reciba de ti sólo para mostrarte cómo me siento y que te necesito.

 

Te puede  interesar Equilibrar las relaciones

 

Pregunta: ¿Qué nos damos verdaderamente uno a otro?

Respuesta: Sólo deseo; cada uno da un deseo y así desarrollamos relaciones buenas y correctas. De hecho, ninguno necesita nada excepto la actitud correcta.

Supongamos que todos tienen todo, pero necesitan a alguien a quien dar, alguien por quien preocuparse y de quien recibir satisfacción mental. Necesito ver al otro y tratar de darle sentimiento de participación para satisfacer su deseo. Mi participación no es en sentido material, no es importante, es sólo realización mental. Al hacerlo, sentiremos no solo sentiremos conexión, también buena relación y no podemos vivir sin el otro.

Y así sentimos dependencia mutua y llegaremos a un estado tal en nuestra evolución, en el que cada uno sienta verdaderamente que necesita a todos en el mundo, para dar, abrir el corazón y cuidarlos. ¿Y qué tendrá la persona misma? Que otros estén dispuestos a recibir de ella y viceversa. Así alcanzaremos un estado en el que todos verdaderamente nos daremos unos a otros placer ilimitado.


Descubre
 El camino al placer ilimitado

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *