La noche del éxodo de Egipto

Usualmente, en Pésaj, especialmente durante el día de la fiesta de Seder [cena solemne], existe una sensación general de celebración en todo Israel, entre todas las personas, en todas las familias. Pero este año, Pésaj se siente distinto, como apagada, la nube de la cuarentena nos cubrió y nos encerró en nuestra casa. 

Solíamos estar preparados para la comida de Pésaj con toda la gran familia y de pronto, todos tuvimos que permanecer en casa. 

Pero, de hecho, nosotros mismos construimos este estado. El coronavirus es sólo una forma de revelar la verdad y mostrar nuestra separación: En la medida en que no somos un solo pueblo, no nos sentamos en la misma mesa y no queremos dejar nuestro Egipto. 

Este año, el Seder justo correspondió con la estructura del pueblo de Israel, en la que no hay unidad. No salimos de Egipto y por lo tanto, no tenemos nada que celebrar. Necesitamos pensar en la razón por la que nos encontramos en este estado ¿ya estamos preparados para dejar Egipto, nuestro deseo egoísta? ¿somos el pueblo del Creador? 

Pensamos que este Pésaj no es real, porque no estuvimos, como acostumbramos, con toda la familia, con el abuelo y la abuela. Pero, justo este Pésaj es real, porque nos muestra que no estamos con nuestro pueblo. 

El problema no es el Seder de Pascua, sino en la forma como estamos cada día, no sólo respecto a las relaciones con la familia, sino mucho más allá, respecto a toda la sociedad israelí. Durante el año no actuamos como pueblo unido, en consecuencia, ahora estamos obligados a quedarnos solos en casa, durante este Pésaj

Nos desarrollamos a un grado tal, que no es suficiente estar con los abuelos y celebrar los eventos que tuvieron lugar desde hace 3,500 años. Llegó el momento de entender que no aún no dejamos Egipto. 

La forma de salir de Egipto, es la forma de salir de nuestro ego hacia un estado en el que verdaderamente nos unamos como un solo pueblo, como un hombre con un corazón y recibamos la Torá, la fuerza que se revela entre nosotros y nos une como el pueblo único y especial de Israel. 

Pero no tenemos nada. De pronto, un símbolo especial aparece, se llama coronavirus y nos explica dónde nos encontramos: aún no salimos de Egipto, vivimos dentro de un gran egoísmo, incluso mucho más fuerte que las demás naciones. No tenemos siquiera derecho de llamarnos Israel, porque quiere decir directo al Creador (Yashar-Kel) y no nos esforzamos por la fuerza de otorgamiento, por el amor y la unidad mutuos. 

Así que, se nos ordenó estar solos, sin nuestra abuela y pensar en la razón por la que estamos solos y por la que se declaró la cuarentena. El virus llega. específicamente, a explicarnos quiénes somos y que realmente no estamos vinculados a la fiesta de Pésaj ni al derecho de ser llamados “los judíos que dejaron Egipto”. 

Pésaj se celebra en memoria del éxodo de Egipto, pero no tenemos nada que conmemorar. Por lo tanto, estamos en casa, con nuestra familia inmediata, como antes de dejar Egipto y pensando en lo que se necesita hacer para salir. Esta es la única noche del éxodo de Egipto, pero no la salida en sí. 

La cuarentena muestra que el ego nos dejó solos en el desierto: sin familia ni amigos ni nuestra nación. Pésaj simboliza el deseo de salir de esta soledad y conectarnos con los demás, como un hombre con un corazón. 

¿Cuál es la diferencia entre esta noche y las demás noches?  No sólo que cada uno se queda solo en su casa, sino en que ahora entendemos la razón de quedarnos solos en esta noche de fiesta; y también es distinta en que finalmente pensamos: “¿Estamos dispuestos a dejar Egipto?” Hay que afrontarlo. 

Egipto es nuestro ego, odio y competencia mutuos. Es la esencia de la noche de Pésaj —es de noche, pero en una forma organizada (seder) nos prepara para salir de nuestro egoísmo a la tierra de Israel (Yashar-Kel), es decir, a una fuerza más elevada, para otorgar y amar. El Creador es la fuerza de amor.
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De Kabtv  “Nueva Vida  1220” 2/abr/20

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