La noche: el preludio del día

Baal HaSulam, «Introducción al estudio de las diez Sefirot«: Sin embargo, cuando los problemas y tormentos se acumulan en gran cantidad, causa un ocultamiento doble, el cual los libros llaman «ocultamiento dentro del ocultamiento». Esto significa que incluso su parte posterior no es vista.

La persona es un deseo de recibir. Si encuentra el poder para ascender por encima de su egoísmo, se vuelve equivalente al Creador y entonces de acuerdo a su equivalencia de forma, el Creador se le revela como bueno y benévolo, como el que otorga. Esto es porque la persona que asciende por encima de su deseo también se vuelve buena y benévola. Primero le es revelada Su providencia basada en recompensa y castigo y más tarde le es revelada como providencia eterna.

Pero si la persona no puede mantenerse por encima del deseo egoísta en equivalencia con el Creador, si no tiene un Masaj (pantalla) lo suficientemente fuerte, no puede enfrentar el placer que aparece ante ella, y este inmediatamente se vuelve oscuridad para ella. Así es como la persona siente el ocultamiento. No es vacío, no es falta de conocimiento, sino una sensación de que algo está oculto: existe algo ahí afuera, y puedo distinguirlo a partir de mis cualidades corruptas. Después de todo, son opuestas a Él, y es por eso que siento que Él está oculto.

Entonces el ocultamiento es una cierta revelación. Está dividido en dos partes: ocultamiento doble y ocultamiento simple, pero en cualquier caso no es una separación total, como en nuestro caso. Aquí todo depende del Masaj, de mi persistencia al tratar de mantenerme por encima de mi deseo egoísta para resistirme a los placeres del otorgamiento, y relacionarme no con los placeres del otorgamiento sino con el atributo del otorgamiento. Tengo que relacionarme con la fuente, con el Creador, no porque yo esté siendo llenado por Él sino por causa de Su cualidad.

Pero si hay estados que no puedo afrontar, entro en ocultamiento y esto me causa gran sufrimiento. Pero esos son sufrimientos espirituales. Después de todo, el ocultamiento se refiere a la percepción espiritual. Esto no se refiere a nuestro mundo «inconsciente» con sus necesidades «bestiales», sino a sufrimientos espirituales en los que no puedo complacer al Creador. Aparecen grandes espacios vacíos en mí los cuales me causan gran dolor y sufrimiento, pero sé para qué y por qué sufro.

Material Relacionado:

El libro del zohar – capítulo “la noche de la novia” parte I
“Y la oscuridad brillará como la luz”
La oscuridad está llena de luz

 

Por lo tanto en el ocultamiento, descubrimos vasijas que gradualmente nos hacen avanzar hacia la revelación. Durante este periodo de preparación en ocultamiento, debemos siempre tratar de escudriñar: «¿De qué carezco y por qué? ¿Por qué no soy similar al Creador? ¿Por qué no tengo éxito? ¿Qué más debo hacer? ¿Qué medios y trucos debo usar para tener éxito?» Tengo que hacer grandes esfuerzos que son desagradables por un lado, pero placenteros por el otro. Todo depende de la fuerza de la fe, de la Luz de Jassadim, de cuánto quiero parecerme al que otorga.

En general, es importante respetar el ocultamiento y verlo como una fase vital en nuestro desarrollo. No llegaremos a la revelación antes de estudiar el ocultamiento a profundidad en todas las formas posibles. El ocultamiento, la sensación de oscuridad, la noche, es el momento de construir las vasijas. Entonces viene el día, que es la revelación de las Luces dentro de esas vasijas.

Después de todo, la Luz no viene de afuera. Es el ocultamiento el que la trae. En otras palabras, llego a tal corrección que el ocultamiento previo se vuelve la Luz para mí. Primero siento el ocultamiento en mi deseo porque estoy subordinado a la intención egoísta. Entonces comienzo a trabajar y a adquirir Masajim (pantallas) hasta que adquiero el atributo de otorgamiento. Entonces dejo inmediatamente de sentir el ocultamiento, la restricción, y en su lugar siento el atributo de otorgamiento dentro de mí: me vuelvo el que otorga y estoy lleno de placer por ser similar al Creador. Esta es la Luz. Viene a mí no desde algún lugar exterior, sino que es revelada dentro de mí y así siento mi atributo corregido.

(66948 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 19/1/12, «El Estudio de las Diez Sefirot»)

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