Recibí una pregunta: He escuchado muchas veces durante sus conferencias que el placer nulifica el deseo, es decir, el deseo se satisface y desaparece. Lo mismo ocurre con los deseos espirituales que alcanzan el llenado del Creador. Por consiguiente, debemos apartar el placer del Creador y no dejarnos complacer con el propósito de pasar el llenado al “prójimo” para que él pueda llenarse.
El resultado sería que en ese momento alcanzamos la plenitud del prójimo y entonces la plenitud se vuelve eterna. ¿Por qué el llenado del “prójimo” es eterno y no desaparece con el tiempo como el llenado individual?
Mi respuesta: Porque usted utiliza el deseo de su prójimo (como una madre utiliza el deseo de su hijo) y no el suyo, y usted se convierte en un medio para llenar el deseo. Por eso es que su llenado no se nulifica.
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