Recibí una pregunta: Por una parte, usted dice que todo el mundo depende de mi corrección y llevo toda la carga de mi responsabilidad. Por la otra, mi futuro depende de los demás: no puedo gozar de una buena vida hasta que todos los demás estén corregidos. Por consiguiente la responsabilidad es de los demás. ¿Cuál de estas dos perspectivas es correcta?
Mi respuesta: Ambas son correctas. Esta es la esencia de un sistema cerrado, interconectado. Se asemeja mucho a la situación en que su hijo puede hacerle lo que quiera, influyendo en usted con sus sentimientos, salud y humor.
Al adquirir el amor por los demás, usted se convierte en su esclavo. El amor lo convierte en un esclavo. Podría usted argumentar, «Esto no se parece a la libertad». Pero, lo es: ser dependiente de todos los demás lo libera de sí mismo. Usted piensa sólo en los deseos de todos. Eso es la espiritualidad, el mundo venidero, y la verdadera libertad.
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