Las condiciones diarias nos sacuden, nos amenazan y nos exigen que comprendamos la razón de nuestra existencia

El alma común es la única cosa que fue creada en el universo y tiene solo una cualidad-la del otorgamiento y amor.

 

En la medida en que puedo adaptarme al alma común adquiriendo al menos una pequeña cualidad de otorgamiento y amor, conecto con ella y se establece el contacto entre nosotros. Si no puedo hacerlo, entonces siento que todas las personas de nuestro mundo que están desconectadas de él no comprenden en qué clase de caparazón existen. No sienten este sistema.

 

Pero así es como debería ser al principio. Durante miles de años hemos evolucionado hasta llegar a la desesperación y a la sensación de que no hay nada en nuestras vidas, nada brilla por delante, y las condiciones diarias nos sacuden, nos amenazan y nos exigen que comprendamos la razón de nuestra existencia.

 

El miedo animal, la necesidad y la desesperanza llevan a las personas a empezar a exigir este contacto: ¿dónde está, cómo, para qué, por qué y qué hacemos aquí?

 

Y entonces El Libro del Zóhar sale a su encuentro; se abre y dice: Yo soy el sistema. Al leerme, al incluirte en mí, te conectas con el sistema espiritual general y finalmente empiezas a sentir en qué clase de mundo vives. Después de todo, no sientes el mundo en el que existes”.

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