Recibí una pregunta: He visto algunas de sus conferencias televisadas con economistas. La primera mitad de la discusión siempre es excelente, pero después me quedo esperando que usted finalmente empiece a discutir un plan conjunto de trabajo mutuo.
Espero su propuesta: «Usted trabaje en la economía de la sociedad futura y yo me encargo de aplicar los rudimentos ideológicos. Intentemos construir un modelo funcional de sociedad».
¿Por qué no termina sus discusiones con una propuesta parecida?
Mi respuesta: La razón es que en cuanto señalo que la condición indispensable para mejorar la economía es educar a las personas con el propósito de transformarlas, que todos los cambios son secundarios y una consecuencia de la educación, mi interlocutor pierde todo interés en mi, pues lo que digo significa que las medidas económicas no aportarán resultados positivos y que por consiguiente su función desaparece de nuestro trabajo.
Un economista tiene que comprender que su trabajo es desarrollar un nuevo modelo económico de sociedad: una economía dinámica en constante desarrollo que responda a los cambios de una nueva consciencia social comunitaria (la economía de las relaciones públicas). Ellos todavía no están preparados para esto.
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