Los tontos y los sabios

laitman_2009-11_8718Zohar, Capítulo Behaalotja, Punto 62: Así es la Torá. Tiene un cuerpo que son las Mitzvot de la Torá, que son llamadas, “el cuerpo de la Torá”. Este cuerpo se viste en ropajes, que son historias mundanas, y los tontos del mundo consideran solamente este ropaje, que son las historias de la Torá.

Ellos no saben más y no consideran lo que existe bajo esos ropajes. Aquellos que conocen más, no consideran el ropaje, sino el cuerpo bajo el ropaje. Pero los sabios, los siervos del Rey Altísimo, aquellos que estuvieron de pié en el Monte Sinaí, consideran solamente el alma en la Torá, que es la esencia de todo, la ley real. En el futuro, ellos mirarán el alma dentro del alma de la Torá.

Habla de lo que está sucediendo dentro del hombre. Nosotros somos los tontos y también los sabios, y todo depende de en qué estado nos encontramos. En nosotros se descubre un gran “aviut” (la aspereza del deseo) y nos caemos.

Si somos capaces de superar este “aviut” descubierto en nosotros, construyendo una pantalla por encima de él, nos convertimos en más finos y corregidos para poder entrar en el interior.

Lo mismo sucede en nuestro mundo: existe la gente inteligente y tonta. ¿Qué significa tonta? Que su deseo de recibir placer es pequeño y, por eso, no se desarrollan y no pueden penetran en “el cuerpo” (guf) de la Tora. Les es suficiente con las historias de este mundo.

Su deseo no les exige ni obliga ni presiona a descubrir la esencia interior de la historia. Si el deseo crece, la gente empieza a preguntarse más.

Cuando el deseo en cada persona empieza a revelarse como una parte de un deseo global, o sea que se descubre el sistema de la conexión entre nosotros, empezamos a plantearnos las preguntas sobre el propósito de nuestra vida, de nuestra misión.

Ya podemos asimilar, entender y ver que dependemos los unos de los otros y que tenemos que unirnos juntos.

Todo depende de la profundidad del deseo de recibir placer que se descubre en nosotros, de nuestro ego. Con su ayuda pasamos de las vestiduras al contenido interno de la Tora.

Por eso, el hombre debe tratar a obligar a sí mismo a una mayor conexión con los demás. Entonces, con la ayuda del grupo, recibirá una mayor fuerza de la luz que retorna a la fuente.

Según esto, se le descubrirá el deseo recibir placer más vasto y, entonces, podrá penetrarlo para descubrir su esencia interior detrás de las envolturas.

En cado uno de nosotros se encuentran los tontos y los sabios. Por eso, hay que vigilar de tener fuerzas suficientes para dedicarse a las capas más profundas de los deseos de recibir placer.

Porque el descubrimiento de la Torá sucede en el deseo del placer corregido, según su fuerza y espesor.

Entonces “aviut” (la dureza) del deseo se convierte en “zakut” (la pureza, finura).

(Extracto de la lección sobre El libro del Zohar, correspondiente al 18 de febrero 2010)

Material relacionado:

De la lección del Zohar, 18/02/2010

No hay santidad en nuestro mundo

 

 

 

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