Midiendo nuestro amor

No podemos medir directamente nuestra actitud hacia el otro. Sólo podemos medir cuánto nos amamos u odiamos entre nosotros con respecto a un objeto extraño. Digamos que tú amas algo y yo lo odio, o tú lo amas más que yo; incluso este amor es relativo. Pero sólo de esta manera puede ser medido.

La técnica de medición interna, espiritual, precisa de la conexión de las personas entre sí, está basada en esto porque a través de ello pueden también conectarse con el Creador. Este examen debe ser muy personal porque todos tenemos deseos completamente diferentes. Debemos examinar cuánto podemos discernir esta conexión del todo. Pero no puedes dudar que si yo amo lo que tú odias, entonces no podemos conectarnos.

Así es como podemos examinar nuestra actitud de uno a otro. Existen miles de millones de diferentes discernimientos en el mundo, y si queremos amarnos entre nosotros, entonces nuestra actitud de uno a otro debe coincidir. Esto es llamado adhesión.

¿De qué otra manera puedo evaluarte y tú evaluarme? Sólo es posible con respecto al estándar que está fuera de ti y de mí con el cual podemos compararnos y determinar si coincidimos o no. El estándar mediante el cual examinamos nuestra actitud hacia el Creador es el grupo porque es el lugar donde todos estamos juntos con Él.

Si me relaciono con el grupo correctamente, entonces descubro que el Creador está ya en adhesión con los amigos. Como está escrito: “Yo moro entre mi propio pueblo”. Él ya está en el grupo; el único problema es que yo no estoy ahí. Por lo tanto, todo mi trabajo es aferrarme a los nueve amigos y completarlos en una decena completa.

Al grado en que me aferro al grupo, me adhiero con el Creador. No hay otro marco de referencia. El grupo es la referencia, el estándar, el afinador a través del cual me calibro. En eso, no hay necesidad que los amigos estén de acuerdo. Si me incluyo en ellos sin ninguna condición, anulándome en todo,  descubriré que me aceptan con todo su corazón y alma, y el Creador está entre ellos. El grupo está en el estado de corrección final.

El grupo es mi afinador espiritual

Es imposible medir nuestra actitud el uno hacia el otro o nuestra actitud hacia el Creador directamente, sino sólo a través de un estándar externo que no está ni en Él, ni en nosotros, sino en medio. En este estándar que está entre nosotros, podemos encontrar lo que nos conecta y nos separa.

El estándar es el grupo. Si me aferro a los amigos en el grupo, entonces al mismo grado me encuentro en adhesión con el Creador. El grupo me da una oportunidad de medir parámetros específicos: “altura” y “peso” de mi amor y odio a través del cual llego a la adhesión con el Creador.

De acuerdo al grado de mi adhesión con la decena, puedo determinar el grado de mi llenado con la Luz. Después de todo, no tengo forma de medir la Luz por sí misma sino sólo de forma indirecta, a través del grupo. A través de los deseos comunes en el grupo, comienzo a sentir la Luz que está llenándolo.

Sólo puedo sentir placer en mis deseos, y esto no es suficiente. Necesito revisar cómo, a través del llenado de esos deseos, me conecto con el que los llena y a quien yo lleno.  

Por lo tanto, existe una condición: “Y del amor de los amigos uno puede llegar al amor del Creador”. No podemos hacer escrutinio de la Luz por sí misma sino sólo de los deseos llenados por ésta. Justo como no hablamos de la electricidad en sí sino de fenómenos eléctricos. Es significativo que la electricidad no pasa a través del cable, sino a su alrededor. Por lo tanto, el grupo es una medida perfecta de mi adhesión con el creador, como un afinador mediante el cual evalúo el sonido de la cuerda de un instrumento musical. Es imposible decir algo acerca de la cuerda antes de tocarla y que haga un sonido. Sólo mediante los deseos (Kelim) es posible escrutar la Luz.

Un ejemplo de esto son las notas mediante las cuales evaluamos una melodía. Las notas indican qué cuerdas tocar o qué teclas presionar. Esta es la partitura de deseos con los cuales trabajamos para escuchar los sonidos de la música dentro de nosotros. La nota simboliza no el sonido en sí, sino un instrumento que lo hace. Por lo tanto, al alcanzar los instrumentos de conexión con el grupo, llegamos a la adhesión con el Creador.1

De la tercera parte de la lección diaria de Cabalá  27/ago/18, Lección acerca del tópico: “Un discurso por la compleción de El Zóhar

1 Minuto 9:10

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