No esperes volver

Dejaremos la cuarentena y entraremos en un mundo nuevo con una economía diferente, diferentes prioridades y perspectivas, con otras limitaciones y oportunidades. Mientras mejor lo comprendamos ahora, más fácil será adaptarnos.

A pesar del drama que los medios aman tanto, cuando expertos apropiados y personas sobrias reflexionan sobre la etapa actual de desarrollo, no lamentan el pasado y encaran el futuro con esperanza.

El denominador común es innegable: el progreso científico y tecnológico que conocemos, se desaceleró hace mucho tiempo y puso al mundo ante amenazas globales, que son sus efectos secundarios e integrales. En pocas palabras, en el camino anterior, nos destruimos desperdiciando recursos sin piedad e inculcando el paradigma de la degradación del consumidor en la mente de la gente.

Denny Dorling, columnista de The Guardian, cree que el coronavirus se volvió una alarma de emergencia, el botón de freno de emergencia que ayudará a la humanidad a despertar y pasar a otra pista. Es hora de romper el estupor.

Nos dijeron que íbamos a un mundo brillante, ilustrado, culto y civilizado, pero al mismo tiempo, éramos conducidos a la oscura realidad de corporaciones internacionales, al capital internacional, trabajo interminable, desempleo desesperado, constantes crisis ambientales y un embotamiento total

Sin embargo, las tendencias se desmoronan, lo queramos o no. El futuro llama a la puerta y no será nada como en el pasado. Si lo rechazamos e ignoramos, el mundo corre el riesgo de caer en una turbulencia, en comparación con la que el coronavirus parecerá un juego de niños. Por eso, es necesario responder a esta llamada de alarma ahora mismo.

Según la sabiduría de la Cabalá, cada nueva etapa incluye cinco pasos. Primero nace, luego aparece realmente, luego comenzamos a prestarle atención, luego nos resistimos a los cambios que enfrentamos y finalmente aceptamos por falta de otra salida.

En este algoritmo de maduración, el coronavirus en sí no será un desencadenante decisivo. Hasta cierto punto, nos aleja de lo viejo, aunque no nos permite acostumbrarnos a lo nuevo y hasta ahora no se revela ni se aclara en nuestra mente.

Sin embargo, el proceso inició y con el tiempo, pensamos que podríamos olvidarlo como una pesadilla, pero no funcionará. Luego pensaremos en cómo construir nuestra vida futura e inevitablemente tendremos que flotar sobre la niebla.

La esencia de la situación actual es que requiere cambio en las relaciones socio económicas y adoptar un nuevo enfoque para asignar el presupuesto. Desde 2008, quedó claro que, en tiempo de crisis, se le dará a la gente una vida digna.

Ahora lo comprendemos: la vida no sólo debe ser tolerable, en general, se debe tener cierto nivel económico y un significado, integral y mutuamente enriquecedor a nivel humano

A esto nos lleva el período de aislamiento y el mundo no puede esperar el final. Ahora, con desesperanza, nos privamos de nuestras alegrías anteriores, porque entendemos que somos responsables unos de otros. ¡Somos responsables incluso sin el virus!

Esta es la lección clave, ¡y no te la debes perder! El contorno de una sociedad futura emerge y es más uniforme, solidario e interconectados; todo necesita ser reestructurado gradualmente: escuelas, profesiones, sistemas y puntos de vista.

Al principio, parecerá artificial, crudo y extraño. ¿Qué puedes hacer? Aún se deben usar zapatos, cultivar fruta, educar a los niños. Pero esto permitirá que el mundo ingrese a una era inevitable y nueva, sin excesos causados ​​por su rechazo total.

Y aquí, nosotros, el pueblo de Israel, debemos desempeñar una misión decisiva. ¿Por qué? Porque siempre estamos abiertos a lo nuevo. No sólo lo aceptamos, lo acercamos y le damos forma. Sorprendentemente, dos opuestos viven en nosotros: un compromiso firme con nuestros fundamentos originales y una disposición fantástica para el cambio, adaptabilidad sin precedentes, búsqueda eterna e impulso eterno.

Desafortunadamente, no queremos entendernos a nosotros mismos ni de dónde viene ni qué significa. Pero el tiempo no espera; demuestra claramente al mundo que esas cualidades nuestras se están volviendo críticamente importantes. Podemos entender y aceptar lo nuevo al dar un buen ejemplo a todos.

Pero, mientras estamos en cuarentena, otras naciones del mundo nos odian cada vez más. No reconocen las verdaderas causas del odio, pero sienten que las estamos perjudicando. Hoy, por supuesto, estamos acusados ​​de esta pandemia y, al mismo tiempo, esperan vacunas de nosotros.

En realidad, todo el mundo espera de los judíos, cura de su dolencia principal: su ego. Y mientras no lo entendamos, el antisemitismo florecerá. Pues, está impregnado de humanidad desde que los judíos se convirtieron en nación al pie del monte Sinaí.

Por eso, sólo una cosa nos ayudará, a nosotros y al mundo: que Israel despierte de la hibernación. Es otra lección del coronavirus. No importa si lo ignoramos, no ayudará. Aún esperan nuestra ayuda, incluso si somos estigmatizados y acusados ​​de pecados totalmente delirantes.

¿Qué podemos darle al mundo? ¿qué aceptará de nosotros con sincera gratitud y reconocerá que es «pago de deudas»?

Comunicación. Podemos darle al mundo una conexión humana que resuelva todos los problemas. Podemos formar una sociedad que cumpla con el desafío del tiempo.

En nuestro siglo, en forma peyorativa se le llama «socialismo», yo no le temo a esta palabra. Sí, el socialismo es también nuestra descendencia. Y aunque en él se encuentra la ignominia del experimento soviético, es sólo que no debes tomar una fruta inmadura, es imposible imponer por fuerza relaciones para las que ni la gente las circunstancias están maduras.

Esto lo describió mejor Mark Golansky, doctor en economía, que en 1987 habló del colapso inminente de la URSS como si lo hubiera visto con sus propios ojos: «El tiempo del capitalismo», escribió, «es el período moderno de desarrollo, el tiempo del socialismo es el futuro período de madurez. Estos dos sistemas son en realidad dos etapas sucesivas de la existencia de la humanidad y es mejor que no se crucen en el tiempo.

“El capitalismo no será apto para una sociedad madura. Para mantener el nivel de vida alcanzado, la sociedad necesita un sistema más resistente a la agitación ambiental y menos sensible a la rentabilidad. Esa conclusión inequívocamente guía a pronósticos que dicen en el momento de la transformación del capitalismo en socialismo, es un nivel tan alto de integración del sistema capitalista mundial que se convierte en uno e indivisible”.

Nos acercamos a este hito. El coronavirus, de hecho, es parte del problema ambiental que enfrenta la humanidad.

Cabalá agrega otra capa que lo une todo: hoy, nos enfrentamos, no con la naturaleza, sino con nosotros mismos. La naturaleza no es espontánea, es nuestra madre y siempre nos ayuda con nuestro nivel de desarrollo. Hoy, la presión sobre la naturaleza es causada porque llegó el momento de crecer y cambiar. El mundo está casi maduro ¿quién ayudará a entender lo que sucede si no somos nosotros?
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