Recibí una pregunta: A menudo escucho decir que no tiene sentido restringir los placeres corporales puesto que eso no afecta nuestro estado espiritual. Esto suena como a un permiso para hacer lo que uno quiera. Si es cierto, ¿por qué el Creador nos envía sensaciones de remordimiento, culpabilidad, disgusto o culpa cuando nos dejamos llevar por ciertos placeres? ¿Qué pasa si estos placeres son considerados normales en nuestra sociedad, con los cuales en algún momento pensamos que era correcto deleitarnos? ¿Por qué cambiar nuestra definición del bien y el mal si las acciones corporales no cuentan?
Mi respuesta: Usted se está contradiciendo. El Creador es una fuente de placer y por consiguiente, Su meta al crear a toda la Creación fue complacer a sus criaturas. ¡Hasta que alcancemos eso, hasta que alcancemos el placer absoluto, podremos complacerlo a Él! Continúe leyendo los textos cabalistas y logrará resolverlo.
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