Nueve etapas en el camino hacia la unidad, punto 4

Dr. Michael LaitmanElevar el corazón por los caminos del Creador

Para lograr una verdadera unidad, nosotros debemos atraer la Luz que Reforma. Es posible atraerla sólo al darle respeto a la grandeza de la meta, al grupo, a los amigos, y a la fuerza superior que nos cuida y hacia la cual nos dirigimos. De esta forma llegamos a la relación con la Divinidad.

Después de haber logrado eso, actuamos juntos como comandos (como todos aquellos que en nuestro mundo se unen en grupos), y desde este punto comenzamos a aspirar más hacia el Creador. A fin de llegar al Creador, debemos elevar nuestra propia importancia. No hay otra opción, no debido a que queramos caminar con arrogancia volteándoles nuestra nariz a  todos los demás, sino porque es necesario. Necesitamos fuerzas para poder conectarnos más profundamente, necesitamos un estímulo que nos dé energía y una urgente necesidad de los compromisos y la unidad.

¿De dónde sacamos ese estímulo? La respuesta es de «elevar el corazón por los caminos del Creador». Esto significa que debemos estar por encima de todos, desde luego no por encima del grupo, sino por encima del mundo entero, de todas las edades y todas las generaciones. Tenemos que estar orgullosos de que somos los pioneros, la última generación que allana el camino para toda la humanidad. Tenemos que cultivar el orgullo con propósito de grupo, el orgullo positivo.

Este orgullo debe nacer por la fuerza: yo no estoy feliz por eso ni soy orgulloso de todo corazón, solo que no tengo otro remedio, sino aumentar el orgullo. Y esto es mucho trabajo.

Yo debemos buscar oportunidades para fortalecer y maximizar la garantía mutua. ¿Dónde podemos conseguir el «apetito» para ello? Como regla general, el apetito por la garantía mutua proviene de un entorno más amplio. Para ello tenemos que trabajar precisamente en la conciencia de la importancia de nuestro entorno en relación a un entorno más amplio.

En otras palabras, nosotros trabajamos con nuestro grupo y elevamos su importancia por encima de cada uno de nosotros. Después de eso, tenemos que aumentar la importancia de nuestro grupo por encima de un entorno más externo. Sólo entonces podremos conectar los deseos de la humanidad y fortalecer la garantía mutua.

No podemos fortalecer la garantía mutua, si nos encerramos en el grupo. Esto es posible sólo mediante la conexión de las vasijas externas y de la apertura de las internas. «El necio se cruza de manos y se come su propia carne»; no se trata de una persona que no hace nada, sino de una persona que no se preocupa por la expansión de las vasijas (Kelim). Es por eso que es un tonto.

(126636 – De la preparación para la Convención integral, nueve etapas en el camino hacia la unidad, punto 4)

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