Pérdida del gusto en el trabajo: una invitación del Creador

Cambiar de sentir la realidad de este mundo a la realidad superior, llamada mundo futuro, es cambiar de la razón a la fe por encima de la razón, de recibir a otorgar. Sin embargo, es imposible explicarlo con palabras, es como explicar la existencia de diferentes sonidos o música a una persona sorda. Pero hay ejercicios con los que despertamos la Luz que reforma, la que nos da el poder de otorgar. Así, gradualmente, comenzamos a pensar en coexistir con la fuerza de otorgamiento, en lugar de la fuerza de recepción. Eso es posible.

Cuando intentamos unirnos, es decir, anular el deseo egoísta personal en favor del deseo general de otorgar al grupo, nuestras bases comienzan a cambiar gradualmente. Así llegamos a la fe por encima de la razón, a un enfoque espiritual que nos permite sentir, comprender, tomar decisiones y realizar acciones que comienzan y terminan, no dentro de nuestro deseo de disfrutar, sino por encima de él, es decir, en el mundo espiritual.1

Cuando perdemos el gusto por el trabajo, nos enojamos y empezamos a culpar al destino, al Creador, a la ciencia de la Cabalá, al maestro. No nos damos cuenta de que exactamente la pérdida del gusto en el estudio y en el grupo es una invitación a un grado espiritual donde no se trabaja por la recompensa animal, material o egoísta, sino por dar placer al Creador.

Poco a poco, paso a paso, nos acostumbramos al trabajo. Lo principal es ser consciente de que la pérdida del gusto en el trabajo o de una actitud positiva, viene de arriba, del Creador, directamente al hombre para alejarlo del ego y liberarlo, en cierto modo, de los placeres egoístas, permitir que se sienta independiente de sus intereses personales.

Me siento suspendido entre cielo y tierra, pues ningún placer me atrae, no tengo fuerza y no veo para qué avanzar, la vida no ofrece satisfacción. Esto es una gran ayuda del Creador que separa al hombre de su intención egoísta, de este mundo.

Así, todo lo que queda es trabajar sin combustible, sin motivación egoísta, sólo por la grandeza del Creador: asistir a clases, eventos y vivir en general. Intento cambiar placeres anteriores que tenían la promesa de una recompensa egoísta, por un nuevo estado en el que no quiero imaginar la recompensa futura, sólo lucho por mi adhesión con el Creador en todo momento.

La sensación de que hago algo por el Creador, de inmediato me da combustible para el trabajo y en ese minuto vivo. Al instante siguiente, debo esforzarme una y otra vez y nuevamente, cada momento. Así avanzo: el Creador me ayuda a desconectarme, a limpiar mi deseo de disfrutar y a trabajar para Su placer. Para eso viviré.

Esos momentos, en los estados en los que sentimos que no tenemos fuerzas para seguir viviendo ni actuando, cuando el mundo se embota y se sumerge en la oscuridad, sin ninguna promesa ni esperanza de satisfacción, son una gran ayuda del Creador. Así, Él nos separa de nuestra realidad, de este mundo y nos da oportunidad de trabajar para Él.

Si el Creador no nos desconecta del placer y de la satisfacción de este mundo, no tendremos ninguna posibilidad de lograr un grado espiritual. Estaremos siempre bajo la esclavitud del faraón, que nos paga regularmente y trabajaremos obedientemente por su recompensa. Así es nuestra vida dentro del ego. 

Así, al separarnos del ego -cuando sentimos vacío, impotencia, desesperanza, pérdida- esos estados nos permiten pasar de la razón a la fe por encima de la razón, al nivel de otorgamiento, cuando decido que haré todo en bien del cielo, para alegría del Creador.

Debemos hacer estos ejercicios que el Creador preparó para nosotros una y otra vez y agradecerle que finalmente nos elevamos de este mundo al mundo espiritual, que ahora estamos en la línea fronteriza. Tenemos que acelerar e incrementar esas acciones para que cada una sea un avance; todo depende de nuestra conexión con el entornop, con la decena.2

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 2/dic/19, Trabajo en fe por encima de la razón

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