Permaneciendo en armonía entre dos cuerpos celestes

thumbs_Laitman_703_04Todos los ciclos del tiempo, a excepción de la semana, están relacionados con los sistemas cósmicos: la luna nueva, la mañana, la tarde, el día, etc. La semana parece haber nacido de la mente humana.

El hecho es que nosotros estamos dentro de un sistema muy interesante: Dependemos tanto de la luna como del sol. Es por eso que los calendarios tienen una doble naturaleza: El calendario musulmán está basado en el ciclo de la luna; de los cristianos depende de las fases del sol y el calendario judaico combina ambos ciclos, el solar y el lunar.

Es por esto que las festividades musulmanas no están rígidamente ligadas a fechas concretas y se «pasean» del invierno al verano, de la primavera al otoño. Las festividades cristianas tampoco son constantes. En cuanto al calendario judío, este es estable dado que está basado en la línea media: No está atado a la línea derecha (como lo está el calendario musulmán), ni a la línea izquierda (como en el cristianismo), sino que está basado en una combinación de dos fuerzas naturales, la de recepción y la de otorgamiento. No dependemos del sol y de la luna, de las propiedades de recibir y de dar. Nosotros no debemos contentarnos con una línea en particular. Es por eso que nuestro calendario es coherente.

Sin embargo, ¡el calendario judío no es tan simple! Hay ciertas fechas, tales como «Shvita» y «Yovel», cada cuatro años hay un año bisiesto, y dos veces en 27 años hay un circuito solar, etc. Pero el calendario creado varios miles de años atrás, no ha cambiado.

Pregunta: Así que ¿de acuerdo a este calendario podemos calcular con exactitud lo que sucederá en el futuro?

Respuesta: El hecho de que esté vinculado a dos fuerzas de la naturaleza significa que seguimos a la naturaleza y que usamos sus poderes de una manera armoniosa. Este calendario está basado tanto en los ciclos solares como lunares y esto ejemplifica esta idea.

La luna nos muestra cómo la Tierra se relaciona con el sol. En otras palabras, si yo fuera de la Tierra, la luna me mostraría mi pantalla al permitirme ver las fases cambiantes que van desde la luna llena hasta la completa disminución (luna nueva) y creciente y menguante nuevamente. Estas me mostrarían si me relaciono con el Creador y con la Luz correctamente y si puedo cambiar en cada fase particular a partir de un estado completamente disminuido e ir a la luna llena, y repetir una y otra vez estas fases.

Las aproximadamente cuatro semanas que separan la luna creciente y menguante comprenden un ciclo completo que es similar a un día: «Y fue la tarde y fue la mañana, un día». En otras palabras, nos levantamos al amanecer, el sol influye en nosotros de una manera que aumenta nuestro egoísmo, creando así la línea izquierda que lleva el sol hasta el final del día y, finalmente, da a luz a la noche y a la luna.

Las fases lunares aparecen en diferentes constelaciones y crean una imagen integral y aun así simple; pero, cuanto más se explora esta imagen, más tenemos la sensación de una armonía absoluta.

Es como un músico que percibe una melodía más profunda en su corazón y dice: «¡Suena precioso, es una instrumentación hermosa, pero le falta una nota que tendría que tocarla una trompeta!» Esa nota adicional de la trompeta nos permite experimentar la sensación de armonía.

Es abrumador y emocionante. Es por eso que se nos dice que el alcance del Creador es la perfección.

(102495 – Del Kab.TV «Los misterios del Libro Eterno» del 2/4/13)

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