Purificando la vasija del alma

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Somos responsable del sufrimiento que vemos?

Respuesta: El Creador que creó el mal, es responsable. Está escrito: “Yo he creado la inclinación al mal; Yo he creado la Torá como condimento” Si cambiamos el mal en bien, alcanzaremos el nivel del Creador. Todo en nuestro mundo está dispuesto para que la persona profundice y descubra los problemas en su naturaleza, en la naturaleza de su inclinación al mal y que encuentre la forma de sobreponerse a estos problemas, usando adecuadamente el método de la corrección.  

Si esas preguntas surgen, significa que la persona está lista para comenzar a usar este método y gradualmente, se de cuenta de el por qué todo fué creado de esa forma y no de otra. Entonces verá claro que el Creador es la fuerza especial de la naturaleza que incluye toda la creación, toda la naturaleza, todos los niveles superiores, que ahora nos son inaccesibles, pero que revelaremos.

Cuando corrijamos el egoísmo que, intencionalmente, creó el Creador, tan cruel, inmenso y universal, nos volvemos líderes de la naturaleza, tanto en nuestro mundo como en los otros mundos. La humanidad ascenderá al nivel de eternidad y perfección, sin tener que morir, simplemente ascenderemos al siguiente nivel.

La Humanidad está en el nivel de desarrollo, cuando surge en mucha gente la pregunta acerca del significado de la vida. De acuerdo a la sabiduría de la Cabalá, ésto indica que hemos madurado y alcanzado el nivel en el que estamos preparados para percibir y adaptarnos al mundo superior.

Pregunta: ¿Por qué sufrimos si el pensamiento de la creación es que el hombre disfrute?

Respuesta: La razón es que no nos corregimos. Si supiéramos cómo hacerlo y empezáramos el proceso de corrección, inmediatamente nos sentiríamos mejor, ascendiendo los niveles de la escalera de la bondad.  

Comentario: Hay una fábula interesante sobre ésto. Un hombre sediento parado frente a un caudal de agua fresca, trata de llenar un vaso sucio. El agua le parece insabora, amarga y no puede tomarla, así que maldice el agua sucio. Así es como a menudo maldecimos al Creador, quien nos envía sufrimientos.   

Cuando finalmente, la persona se de cuenta que la causa no es el agua, sino el vaso, todo cambia. Limpia y purifica la vasija y el sabor del agua cambia y así es claro que el agua en el vaso siempre estuvo pura, aún cuando sufría.

Respuesta: Si, así es nuestra vida, podremos disfrutarla, sólo si atraemos las fuerzas correctas.
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De la lección de Cabalá en ruso 16/feb/16

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