Reubicación dentro del otro

Con la apariencia de la pantalla (Masáj), el orden de los deseos, acciones, pensamientos, e intenciones cambia completamente. La Luz Directa y la Luz Reflejada, todo se vuelve completamente diferente; todo sigue otro diseño, otro propósito, otra escala de prioridades.

Ahora, yo no me preocupo más de mi propio “estómago” que uso para llenarme consumiéndolo todo a mi alrededor. Yo valoro algo más: cómo otorgar, cuanto dar, y a quien le otorgo. Previamente, yo sentía satisfacción en mí, y ahora la siento en el otro. Y es eso lo que gobierna mis actos.

Pongamos un ejemplo: Yo estoy preparando una fiesta para un amigo que está viajando desde otro país lejano. Yo hubiese preparado para mí algo totalmente diferente, pero supongamos que mi huésped es chino o americano. Así es que cocino lo que a él le gusta aunque a mí no me agrade para nada. Todos mis deseos y habilidades, todo lo que soy, está enfocado en mi huésped con amor y desde el fondo de mi corazón.

Imagina hasta que punto yo tengo que sacrificar lo que me gusta y a lo que estoy acostumbrado y hacer todo por mi amigo,  para complacerlo, “insertarme” en él. En lugar de cada una de mis papilas gustativas, yo tengo que adquirir las de mi huésped, y en lugar de mis hábitos, yo tengo que asumir los de él. Yo necesito transformarme en él.

Tratar de sentir  lo que es una Reshimó (gen de información), que solía ser mía y con la cual ahora debo trabajar para el bien de otro. Esto no es nada fácil: Yo necesito conocer a la persona, estudiarla, y llegar a amarla, de tal manera que por medio de mi fe por encima de la razón, sin llegar a probar su gusto, pueda yo hacerlo. Yo me levanto por encima de mi deseo y entro en el suyo. Vivo en él, en su garganta y en su estomago, en cada lugar donde mi comida en él tendrá eco. Es ahí donde resido y verifico el resultado de mi acción.

Por lo tanto, una Reshimó es algo extremadamente importante. El estado anterior deja en mí una Reshimó la cual está privada de imagen, contornos, y no está cubierta por ninguna forma en particular. Y es precisamente por esto que yo le puedo añadir una nueva dirección, una forma nueva que se deriva de mí. Antes, yo disfrutaba complacerme a mí mismo, mientras que ahora, en una nueva forma, una nueva conexión y dirección, yo deseo complacer a la otra persona.

Todo está alineado con él, en su dirección; todo es experimentado dentro de él. Y la Reshimó anterior es una base simple para llegar a comprender como yo usualmente me complacía a mí y ahora deseo complacerlo a él.

Esto requerirá mucho trabajo multifacético antes de poder lograrse.

(34429 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 04/02/2011, Explicación del artículo «Prefacio a la sabiduría de la Cabalá»)

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