Se obtiene lo que se pide

Elokim (Dios) en la Biblia. “En el principio Dios creó” es Biná que emana a Nukva de ZA. Él elicitó trece palabras: EL, CIELO, Y-LA, TIERRA, Y-LA-TIERRA, ESTABA, VACÍA, Y-CAÓTICA, Y-LA-OSCURIDAD, SOBRE, LA-CARA, DEL-ABISMO, Y-EL-ESPÍRITU

Estas trece palabras implican a los mismos trece pétalos de la rosa entre las espinas, el mar que está sobre los doce bueyes, que son la preparación y la calificación para que la Asamblea de Israel reciba las trece cualidades de Rajamim (Rabí Shimon Bar Yochai, Zóhar para todos, Vol. 1, “La Rosa”, punto 1).

Hay sistemas superiores que filtran y restringen la luz para que los inferiores puedan recibirla. Del mismo modo, Maljut intenta que las luces que descienden de las nueve primeras Sefirot superiores solo puedan ser recibidas en beneficio de los inferiores.

¿Cómo sabe Maljut exactamente lo que puede recibir en beneficio de los inferiores? Todo está determinado por la necesidad del inferior, el deseo que le elevan. Por lo tanto, según el despertar de abajo (Itaruta de Letata) es decir, una oración (MAN) de nuestra parte, nos llega una respuesta (MAD) de arriba.

Por lo tanto, una persona no puede quejarse de que no recibe. Si no pide, no recibe. Si pide, recibirá. Pero la petición debe ser tal que suscite el deseo correcto, una vasija espiritual, Kli. Entonces no habrá problemas y por supuesto, recibirá luz en él. La petición misma, en esencia, es una vasija. Si es correcta, la luz llega.

La petición correcta significa que sientes una auténtica necesidad, un deseo de algo. En esencia, siempre se obtiene lo que se pide. Así que, si dices que el Creador te causa sufrimiento, lo pediste. Y si dices que Él te trae bondad, lo pediste. Siempre recibes de acuerdo a tu petición.

Si es así, ¿Cómo puede ser que estemos pidiendo algo malo? Sí, estamos pidiendo algo malo. Sí quiero recibir la satisfacción de mi deseo de disfrutar, ¡entonces la recibiré! ¿Y por qué me siento mal? Esto ya depende de todo el sistema. Pero efectivamente, tienes lo que has pedido.

No entendemos cómo funciona de forma intachable el Bien que hace el Bien; “¡Por favor, recibe!” es como los padres educan a sus hijos: “¿Quieres esto? ¡Adelante!” ¿Y luego qué? “¡Oh, no!” “Pero esto es lo que querías”.

Así es como el Creador actúa también con nosotros.

 

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