Recibí unas preguntas sobre percepción, montañas y personas pobres.
Pregunta: ¿Los animales y la naturaleza sienten su «yo»? ¿Perciben una realidad diferente a la nuestra, o perciben una realidad limitada como nosotros?
Mi respuesta: Ellos viven, pero no sienten que están vivos. No tienen la percepción de su «yo» y que es «su vida». Tampoco sienten envidia de los demás, sólo se preocupan por su supervivencia.
Pregunta: ¿Si existimos en una realidad imaginaria que creamos en nuestra consciencia, entonces, hacia dónde nos dirigimos realmente?
Mi respuesta: Al ir descubriendo gradualmente que nuestra realidad está distorsionada, sin saberlo nos preparamos para alcanzar la verdadera realidad. La ciencia está descubriendo que la materia y las ondas son lo mismo. Al estudiar nuestras percepciones, hemos descubierto que lo sólido puede convertirse en líquido y el líquido puede convertirse en gas, una sustancia que es imperceptible a nuestros sentidos. Pero entonces el gas imperceptible vuelve a ser líquido y sólido. Por ejemplo, un pedazo de hielo se derrite, se evapora para luego condensarse en agua y convertirse en hielo sólido.
La realidad es subjetiva y depende de nuestros sentidos. La creamos en nuestro interior. Todo desarrollo se enfoca a llevarnos al verdadero estado. «No hay nadie más aparte de Él.»
Pregunta: ¿Qué son las montañas desde el punto de vista de la Cabalá, por ejemplo el Monte Miron o el Monte Sinaí?
Mi respuesta: Una montaña es una masa de egoísmo, pues la tierra es deseo (Aretz significa tierra y viene de la palabra Ratzon, deseo). Una montaña es un deseo prominente. Al escalar a la cima de la montaña, al elevarse por encima del egoísmo propio hacia el Creador, a la equivalencia con el Creador, uno lo alcanza.
Pregunta: La Biblia con frecuencia habla sobre los pobres. ¿Qué es una «persona pobre» en la espiritualidad?
Mi respuesta: En Cabalá (la Torá) una persona pobre es alguien que no tiene conocimiento del Creador (Ani be Daat). El conocimiento del universo y alcanzar al Creador (la única fuerza en la existencia, la fuente de todo y la que gobierna todo), es lo mismo. Una persona acaudalada en Cabalá (la Torá) es rica en conocimientos (del Creador).
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