Solo hay una manera de arreglar el mundo y pertenecer a la eternidad

Las condiciones de vida de la última generación exigen que cada miembro de la sociedad sepa cómo funciona esta sociedad, para qué existe y de qué forma debe existir.

Debe comprender que no hay otro camino que el de la naturaleza que nos hace avanzar y nos afecta por todos lados, y nuestro deber es avanzar conscientemente hacia la meta correcta de nuestro desarrollo, sin cometer errores.

Lo primero que una persona debe aprender y explicar a los demás es que la paz en la sociedad, en el planeta y en cada país dependen unas de otras. Vemos los destrozos que sufre el mundo hoy en día, los conflictos en los que se ven envueltos los países y cómo afecta a cada persona. Todavía hay gente que está descontenta con el país y que intenta cambiar el gobierno en él.

Tenemos que entender que solo hay una manera de arreglar el mundo; de lo contrario, nos enfrentaremos a los mismos problemas y guerras todo el tiempo. Por lo tanto, es muy necesario difundir la sabiduría de la Cabalá, que explica la estructura del mundo y el propósito de su existencia y discute la posibilidad de lograr este objetivo únicamente: aumentando la conexión mutua entre todas las personas.

Solamente así podremos llegar a una buena vida y no solo vivir cómodamente hasta el final de nuestros días, y después de nosotros a través del diluvio, sino alcanzar la vida eterna. Nadie muere, porque no hay muerte; hay un cambio en la forma de nuestra existencia. Una y otra vez, nuestra forma se renueva en muchos ciclos de vida.

La gente siempre ha soñado con la vida eterna. Por desesperación una persona intenta no pensar en lo corta que es la vida y en el sufrimiento que hay en ella. Tenemos que empezar a acercarnos los unos a los otros; de lo contrario, el mundo no tiene futuro.

En este sentido, una persona es más infeliz que un animal porque el animal no sabe que va a morir y no hace ningún plan para el futuro. Una persona sabe que la muerte está por delante y aun así sigue viviendo y avanzando hacia ella, un estado completamente repugnante.

Qué alivio sería saber que la vida no se acaba y que hay vida después de la muerte. Nuestro universo es infinito y eterno. Es hora de decir adiós a la idea comunista de que una persona no tiene nada en la vida más que un cuerpo animal. El cuerpo animal, por supuesto, morirá, pero todo lo demás en nosotros, el espíritu humano, permanecerá. Tenemos la oportunidad de corregir nuestra alma, nuestra parte interior, el yo humano que no desaparece, y pertenecer a la eternidad.

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