Ten paciencia e indudablemente te sanarás

laitman_2009-08_2939Supongamos que ahora la luz superior actúa sobre nosotros y nos eleva por encima de nuestro deseo egoísta. Después tendremos que salir por nosotros mismos.

¡La luz nos eleva y con ello escapamos de Egipto, pero cómo podemos escapar de él si se encuentra dentro de nosotros! ¡Él es toda nuestra naturaleza!

¿Entonces qué significa estar en el desierto? Este mismo Egipto vuelve ahora a mí y debo salir de cada una de sus partes.

A esto se le llama los 40 años de peregrinación por el desierto, cuando continuamente acreciento y aclaro mis deseos, como un embrión humano en el cual crece un órgano, y otro. O sea, al principio se mueve la bandera de una tribu, después la de la otra, a un lado o al otro, superando distintos obstáculos y problemas.

Es el proceso del crecimiento y desarrollo del alma, semejante al feto en el vientre materno.

Tenemos que alegrarnos de tener el libro del Zohar como un remedio para la salvación que nos cambia de día a día. Pero hasta que este remedio no empiece a actuar en su completa dimensión, no sentiremos el resultado.

Hay que trabajar pacientemente, como el enfermo al que recetaron la medicina y que tiene que tomarla cada día durante dos o tres semanas. Sólo después de ello empieza a sentir que está curándose.

Hasta entonces sólo está tomando y tomando la medicina día tras día y se siente todavía más enfermo. Igual en nuestro desarrollo espiritual.

Por eso, tenemos que tener paciencia y todo el tiempo añadir esfuerzos, a pesar de que nos parezca que la medicina no funciona. Hasta que nuestra vasija no rebosará…

(Extracto de la lección sobre el libro de Zohar, correspondiente al 07 de marzo 2010).

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