El hombre que avanza en la espiritualidad, descubre que toda la realidad está corregida excepto él, y que todo depende sólo de él: «El mundo fue creado para mí”. Yo inclino el mundo hacia el bien o hacia el mal en cada instante de mi vida.
Es como si los demás no actuaran, como si no tuvieran la libertad de elección. Yo soy el único que tiene libertad para transformar el mundo hacia el bien en cada instante de mi existencia.
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