Todos somos una familia

Dr.Michael LaitmanEstoy muy emocionado y esto no es muy típico de mí. He adquirido bastante experiencia en la enseñanza y en la conexión, especialmente con los estudiantes y amigos, pero aquí hay un ambiente único, emocionante y puro. En principio yo esperaba esto, y a pesar de todo, aun así me emociona que sea posible escuchar y ver algo así en la Tierra.

Como ustedes saben, la Cabalá es una ciencia que se deriva de la investigación del sistema de la creación. Las personas que han tenido éxito en cambiarse a sí mismas, de acuerdo a las fuerzas que nos manejan, a la fuerza de otorgamiento y a la fuerza de la recepción, lo descubrieron. Ellas saben cómo controlar estas fuerzas dentro de sí, de hecho, saben cómo manejarse a sí mismas como si hicieran por medio de algún dispositivo, y a través de este ellas perciben el mundo superior en el que nosotros también existimos.

Sólo que no sabemos cómo controlar estas características. Mientras tanto, existimos sólo en una de las características que se revela en nosotros desde el nacimiento, la característica de recepción o ego. Y tenemos que adquirir la segunda característica contraria a la primera. La adquisición de la segunda característica es un proceso muy complicado y prolongado, y todos nosotros ahora nos ocupamos de esto.

Después de adquirirla, ésta se descubre en nosotros y comenzamos a aprender cómo trabajar con estas dos características opuestas. Sólo entonces empezamos a entender qué son realmente la naturaleza o el Creador, o la creación. Y vemos lo que sucede detrás de este cuadro completo que se ha formado sólo dentro de nuestra característica egoísta.

Cuando nosotros descubrimos la verdadera imagen de la realidad, vemos que todo está basado en la conexión correcta entre las dos características, en la plenitud recíproca entre los opuestos. Y se descubre una imagen maravillosa, en principio, un todo único, toda la creación. Todas las personas, incluyendo al mundo entero, son un todo.

Y sólo para que la persona no sea una criatura manejada, a fin de elevarla al nivel de plenitud de la naturaleza perfecta, se le permite sentir que su carácter egoísta que controlan la naturaleza del inanimado, vegetativo, y animado la destruyen. Por un lado, esta característica desarrolla al ser humano, y por el otro, la persona comienza a sentir su desarrollo como una evolución negativa. Todo lo que ella hace, comienza a ver que lo hacen detrimento suyo. Y ella no está preparada para no hacerlo.

De esta manera, el programa de la naturaleza actúa en nosotros, para que alcancemos el reconocimiento del mal de nuestro ego, de nuestra naturaleza, y queramos equilibrarla, de alguna forma dejarla y elevarnos por encima de ella, controlarla y limitarla. Pero esto es imposible hasta que lleguemos a la comprensión de cómo hacer esto y sobre qué habla la Cabalá.

Sin esa sabiduría nosotros somos propensos a sufrir; tratamos de hacer algo por nosotros mismos, con nuestro ego, pero nada sale de éste. Necesitamos personas que ya hayan penetrado en el mundo «supra egoísta», que entiendan cómo ha sido construido todo y que pueda ayudarnos a adquirir una característica adicional, la característica de otorgamiento que equilibrará la característica de recepción.

A pesar de que la Cabalá revela que todos somos una familia, un todo completo (los cabalistas escribieron acerca de esto ya hace miles de años), ésta esperó hasta el momento en que la humanidad comenzara a entender y a tomar conciencia de su naturaleza maligna.

Incluso hace unas décadas, nosotros pensábamos que teníamos la posibilidad de ser victoriosos con respecto a la naturaleza, de cambiar la dirección del flujo de los ríos y conquistar la naturaleza. Por alguna razón queremos «conquistar», «luchar por la productividad de las cosechas», hacerlo todo por la fuerza, romperlo todo. Pensamos que esto era lo que teníamos que hacer, porque no éramos la gloria que corona la naturaleza, su parte más elevada, sin ninguna razón. Y en última instancia, resulta que es todo lo contrario.

El reconocimiento del mal es el fenómeno más maravilloso que caracteriza nuestro siglo, nuestra generación. Por un lado, se revela un mundo global, se revela la plenitud, la integralidad, la conexión mutua entre todas sus partes. Y por otro lado, hay una sensación de que no hay adaptación entre nosotros para la globalización, para la plenitud y la integralidad. Por el contrario, somos completamente opuestos a toda la naturaleza.

Parecería que la humanidad es muy poderoso e inteligente, también es la parte que más afecta a la naturaleza. De hecho, en la naturaleza del inanimado, vegetativo y animado, todas las partes se complementan unas a otras, se encuentran en armonía y nosotros somos opuestos a ella. Somos perjudiciales y de hecho, nos destruimos a nosotros mismos y destruimos todo lo que encontramos a nuestro alrededor; nosotros mismos, con nuestras propias manos, cortamos la rama en la cual nos sentamos, causamos nuestro propio deterioro. Todas nuestras ciencias se convierten en el mal, las artes están deteriorándose, y las familias se desintegran. Todo lo que producimos y alcanzamos se convierte en acumulación completamente ridícula en una sola mano y en pobreza para los demás.

Es decir, el ego se revela claramente hoy como todo el mal y destruye todas nuestras opciones y el gran potencial humano. Al mismo tiempo, nada puede hacerse al respecto.

Hubo un tiempo en que éramos un todo único. La Luz superior, la fuerza de otorgamiento, la fuerza del amor, que es la fuerza esencial de la naturaleza, creó el deseo. Este deseo se desarrolló, y en la medida en que sus características se distanciaron de las características de la Luz, éste se hizo consciente de su oposición a la Luz, distanciándose cada vez más de ella todo el tiempo. De esta manera se crearon los niveles de la evolución del deseo; su distancia de acuerdo a su falta de equivalencia de forma con la característica de la Luz aumentó hasta que este deseo se rompió en fragmentos muy pequeños. Y estos fragmentos son, en principio, las personas que existen en nuestro mundo.

Las partes inanimada, vegetativa, y animada de la naturaleza están en una relación integral entre sí. Pero el ser humano está completamente roto. Todos nosotros somos pequeños egoístas; todos somos completamente opuestos entre nosotros. Todos los tipos y formas de conexión entre nosotros son sólo con el fin de llenarnos a nosotros mismos y, si es posible, a costa delos demás. Obtenemos placer de la opresión de los demás y esto ocurre subconscientemente en nuestra naturaleza, inconscientemente, e incluso de forma automática. Alguien más desarrollado es más que un egoísta, y busca mejores oportunidades para beneficiarse a expensas de todos y de cada uno.

Esencialmente esta es la imagen que estamos descubriendo gradualmente entre nosotros en esta generación. La humanidad está empezando a darse cuenta poco a poco de esto, y como resultado tenemos la oportunidad de descubrir la sabiduría de la Cabalá. La humanidad no puede revelar esto por su cuenta; existen almas especiales para ello, por ejemplo, las partes del deseo común roto, del Kli roto que pueden percibir esto por sí mismos.

Nuestro padre espiritual es Adam. Muchas generaciones de personas vivieron antes que él, pero él fue el primero en revelar la verdad, la combinación de las dos fuerzas, la fuerza de otorgamiento y la fuerza de la recepción, el descubrimiento del Creador, es decir, la fuerza de otorgamiento opuesta a nuestra propiedad primordial.

No es por casualidad que lo llamaron «Adam», que significa «Domeh. Similar al Creador». Nosotros sabemos que no hay accidentes, como nos parece; era poco probable que a sus padres sólo se les ocurriera la idea de llamarlo así, a pesar de no saber el motivo.

Según la tradición, a la edad de 36 a 37 años, Adam percibió al Creador, es decir que descubrió la realidad más elevada, la segunda característica, y con la ayuda de las dos características (recepción y otorgamiento), comenzó a investigar el mundo. Él escribió sobre esto en su libro El Ángel Secreto (Raziel HaMaláj). Así comenzó el proceso, y por lo tanto, a pesar de que nosotros creemos que nuestro padre espiritual es Abraham, está prohibido olvidar a Adam.

Pero Abraham vivió en otra época, veinte generaciones después de Adam. Entonces no sólo se descubrió el ego, sino también el sistema para su corrección. Por lo tanto llamamos a Abraham el padre espiritual de la humanidad y él está incluido en todas las religiones. Él nos dio la oportunidad, el mecanismo, que hizo posible el desarrollo de características altruistas dentro de nosotros, opuestas a las características egoístas, y luego, apoyado en las dos características opuestas, la posibilidad de investigarnos a nosotros mismos y a la naturaleza a través de nosotros para crecer y descubrir el mundo.

El método de corrección comenzó con Abraham. En la antigua Babilonia, el ego ya había sido descubierto entre las personas de una forma seria, y Abraham, como representante de esa generación, encontró el método requerido, la sabiduría de la Cabalá, basándose en lo que ya había sido descubierto en las personas. Es necesario recordar que previamente él había sido uno de los líderes espirituales de Babilonia, y en general, era un hombre culto de la época. Por lo tanto, de él provino el método de corrección llamado «Cabalá», de la palabra «recepción» o de la palabra «transferencia» (información).

De hecho, hay muchas cosas escondidas aquí. Esto es un indicio de las muchas oportunidades que oculta la sabiduría de la Cabalá. Por un lado, se trata de una ciencia de nuestro ego, por lo que se llama la «ciencia de la recepción». Y por otro lado, se trata de una ciencia de transmisión, ya que se transmite de generación en generación, o la ciencia de la conexión, porque une a las personas que quieren descubrir el mundo superior, debido a que sólo pueden hacerlo en la relación entre ellos.

Por lo tanto, desde los días de Abraham, las personas que quieren percibir el mundo superior, descubrir el estado eterno, y existir en él, es decir, que se elevan por sobre el estado de la bestia y descubre el siguiente estado, se unen entre sí.

Al mismo tiempo, ellas pasan a través de cambios muy interesantes.

Una vez, cuando estábamos en estado embrionario, éramos una especie de energía, que se transformó gradualmente en materia inerte (inanimada). Después de eso la materia inerte pasó por una evolución y se transformó en materia vegetal y después en animada, y ahora estamos pasando de la materia animada a la materia llamada Adam, la materia humana, que aún no se encuentra en nosotros. Este es un nivel de evolución completamente diferente.

Imaginen cómo, durante cientos de millones de años, la materia atravesó cambios desde el inerte al vegetativo y del vegetativo al animado. Y ahora, a partir de hoy, debemos saltar esencialmente un número de años, en una sola vida, intensificando la transición desde l nivel animado al nivel de Adam. En este estado es que estamos nosotros.

Todo el método es una conexión consciente posterior a la ruptura que tuvo lugar en el mundo espiritual. A partir de ese momento en el que apareció nuestro mundo como resultado de esta ruptura, comenzando con el «Big Bang», y en adelante, éste existe sólo a fin de que nos conectemos entre nosotros, de que nos unamos como una sola familia. Así es como ésta se expresó y se escuchó en nuestro lenguaje humano.

No sé si se ajusta a la definición. Esto es lo que los cabalistas escriben, esto es lo que escribió Baal HaSulam, que todos somos una familia. Nosotros tenemos que entender cuanto debemos conectarnos. La conexión debe ser tal que nadie se quede sin conectarse; en vez de ellos sólo sentiremos inclusión entre nosotros, sentiremos que toda la humanidad es un todo único.

Esta es una gran corrección que tenemos hacer en nosotros mismos. Pero por otra parte, esencialmente esto es fácil de alcanzar. Baal HaSulam escribe que solo se trata de una tarea psicológica simple, porque en última instancia, todo lo hace la Luz, la fuerza del otorgamiento, la fuerza del amor, la fuerza esencial de la naturaleza que creó el ego en particular, para que percibiríamos este poder y comenzáramos a trabajar con él, para que pudiéramos elevarnos a su más alto nivel, de tal manera que pudiéramos entrar en el sistema de Adam, el, sistema eterno, perfecto, en el cual perdemos la relación con nuestro estado bestial, elevándonos por encima de él.

A esto debemos aspirar. Y básicamente esto es fácil de alcanzar. Este es un problema psicológico que yo mismo no puedo lograr personalmente, sino a través de todos juntos (del colectivo). Nosotros tenemos que resolver este «pequeño problema» en nuestro nivel físico egoísta. Depende de nosotros el resolverlo. Si tenemos éxito en hacer esto, entonces pasaremos rápidamente al siguiente estado.

Por supuesto, yo no puedo convencerme de que tengo que conectarme con los demás. Es imposible. Ni él, ni nosotros podemos prescindir de la influencia de la sociedad. Así, basados en los términos originales, el problema se resuelve solo en la unión de todos nosotros, en la que cada uno despierta a todos los demás, y todos despiertan a cada una de las personas, conectándonos entre nosotros con preocupación mutua por todos juntos y por cada uno por separado. Esta es la integral.

Y nuestro ego nos ayuda porque él nos separa todo el tiempo, empujándonos a todos hacia un lado, «arrancándonos» de los demás. Y así empezamos a sentir una necesidad, una mayor urgencia por la conexión. El ego nos rechaza una y otra vez, de manera intencional y sutil, pero en realidad esto no es así. Se debe a que éste es manejado por el mismo poder de la Luz, el poder de otorgar. Este es secundario y por lo tanto es llamado «existencia de la ausencia». En otras palabras, fue creado intencionalmente, de forma artificial, para ayudarnos a descubrir al Creador, la Luz, la característica de otorgamiento, a partir de la falta de existencia.

Por lo tanto, es necesario ver nuestro ego como «ayuda en contra nuestra». En todas las actividades en las que descubrimos esto, depende de nosotros el sentirnos felices de que éste nos indica nuestras imperfecciones que aún existen para que podamos alcanzar la conexión necesaria, el descubrimiento de que el sistema superior.

Y cuando descubrimos eso, vemos que éstas son realmente las relaciones que intentamos arreglar entre nosotros. Nosotros descubrimos dentro de ellas el sistema de los mundos, las diez Sefirot que interactúan con las demás. Descubrimos esto de forma activa y el ego aparentemente nos empuja desde atrás, pinchándonos, e indicándonos que todavía nos falta descubrir la conexión correcta entre nosotros.

Por lo tanto tenemos que relacionarnos con el ego de manera cortés y alegre, como un ayudante negativo, que nos advierte, se aguijonea y nos pincha específicamente en el lugar donde carecemos de conexión. Depende de nosotros que el amar esto signifique desarrollarnos correctamente.

El ego nos muestra que las imperfecciones no están en la vida ordinaria, sino en un lugar donde comenzamos a acercarnos unos a otros. En la vida ordinaria el ego se encuentra en el nivel de la bestia. Cada uno quiere arrebatar algo para sí mismo, conquistar, marcar, robar, manipular, mentir… nada de esto no se considera parte del ego con el cual tengamos que luchar. Es necesario que fijemos nuestra atención en el ego que molesta en nuestra conexión. Este es nuestro líder, nuestro guía. Él nos indica con precisión las imperfecciones más pequeñas, trabaja con nosotros en cada momento. Y tenemos que darle las gracias por esto.

Las personas acuden a mí con quejas acerca de la falta de energía, de la falta de deseo, decepciones, frustraciones, etc.

En primer lugar, si se trata de quejas acerca del ego bestial, entonces, en una circunstancia como esta, simplemente no le presten atención. Éste gradualmente pasará, morirá y desaparecerá en alguna parte. No es necesario pensar en esto.

Y si ustedes le prestan atención sólo a la conexión, entonces, aquí comienzan a recibir golpes y diversos estímulos, falta de deseo y decepción. Este es el ego más necesario. No sólo debemos nutrirlo y desarrollarlo, sino que debemos elevarnos inmediatamente por encima de él y construir nuevas relaciones con los demás hasta alcanzar un nivel de conexión entre nosotros, o hasta que nuestros intentos por conectarnos nos convenzan de que estamos verdaderamente impotente.

Pero incluso en este caso hay una dificultad. Yo puedo estar convencido de mi impotencia solo cuando esté conectado con los demás, es decir, cuando sienta la necesidad de una conexión mutua con los amigos. Ellos me despertarán a través de su esfuerzo hacia adelante, unos hacia los otros. Yo sentiré qué no soy como ellos. Sentiré que soy peor que ellos. A pesar de que esto puede no ser realmente así, pero sentiré que soy más bajo que ellos, inferior a ellos, que no soy exitoso como ellos. Ellos hablan de manera muy agradable, pueden ser abiertos, abrazarse, sostener a los demás, encontrar de repente las palabras correctas necesarias, y yo no tengo nada de esto, soy «impenetrable», insensible, impasible, no tengo emociones.

Si la persona avanza, siempre piensa eso de sí misma. Y esto es muy bueno. Sólo es necesario entender que esto se le da a ella intencionalmente y que en la medida de su avance se verá a sí misma como inferior. Aquí son imprescindibles el apoyo del grupo y un recordatorio constante de que estos estados son más productivos y útiles.

Si la persona no siente el apoyo del grupo, entonces las decepciones como éstas la arrojarán del camino y ella se irá. Se dirá a sí misma que esto no es para ella y que no puede hacerlo, que esto no lleva a ninguna parte, y que no alcanzará ningún atributo de otorgamiento… y así sucesivamente.

Nosotros no podemos responder con indiferencia y decir que está bien que se hubiera ido. En primer lugar, debemos ayudarla a que regrese de inmediato.

En realidad, este es un signo serio para nosotros, que indica la necesidad de desarrollar una fuerza dentro del grupo que mantenga dentro a la persona, para que no sea posible que ella se vaya. El grupo tiene que tener un peso del cual sea imposible separarse, como un agujero negro o como estrellas superpesadas ​​que debido a su gran densidad no hacen posible que la luz se escape.

En principio, que la persona se aparte del grupo sólo es posible en el caso de que ella esté opuesta a él y no quiera participar en el trabajar conjunto con todos, si viene al grupo por casualidad y, finalmente, descubre que esto no es para ella, entonces no hay nada que hacer, ella aún no ha madurado en su interior. Pero a pesar de todo, tenemos que dejar un lugar para que regrese. Y, en general, esto debe ser una señal para el grupo de que deben examinarse a sí mismos, ¿son ellos una familia o no lo son?

¿Cómo construimos esencialmente una familia? ¿Y por qué es la familia de nuestro modelo?

Si consideramos una familia normal, lo cual podría no existir en la actualidad, nosotros nos imaginamos algo compartido, conjunto, donde todos son iguales. La igualdad no es sólo «concordar con la regla», más bien diríamos que cada uno tiene su altura; niños y padres, ancianos, enfermos, sanos… la familia siempre decide qué necesita cada uno y qué es lo máximo que ésta puede hacer por el bien de cada uno. Está claro que esto sale de uno a expensas del otro, pero de manera general, se trata de hacerlo de tal forma que todos reciban lo máximo posible de los recursos comunes de la familia.

En el grupo también debe haber relaciones de este tipo. La conexión, la adhesión, la preocupación, el amor mutuo, un destino común, un Kli común, son más fuertes que dentro de una familia, y esto resuelve todos los problemas. Sobre esta base es posible resolver todos los problemas. Si comienzan asumiendo que todos ustedes son una familia, entonces sus decisiones serán siempre correctas y sin distorsión alguna. Pero si su enfoque de los problemas en la vida ordinaria es egoísta, entonces sus acciones y decisiones serán incorrectas.

Nosotros somos una familia. En todos los asuntos, el grupo debe actuar a partir de esto, entonces no habrá errores. Nuestra decisión debe ser compartida, colectiva. No se trata de una decisión independiente de dos o tres personas. Dos o tres pueden decidir sobre las dificultades técnicas que afectan en cuanto a la organización del trabajo, a la implementación de eventos. Pero en lo concerniente a nuestra vida, a nuestro trabajo espiritual compartido en relación a todos, todos tenemos que decidir.

Como escribe Baal HaSulam, «Hoy en día el mundo entero ya es como una familia». Él escribió esto a comienzos del siglo 20, alrededor del año 1927. Imaginen que en ese entonces el mundo comenzó a madurar y a conectarse, a pesar de que las personas estaban tan separadas. ¿Quién era consciente de lo que estaba sucediendo en África, en América del Sur o en Australia? Y en general, ¿qué tipo de conexión intercontinental había allí? No había nada especial, pero a pesar de todo, él escribió acerca de esto porque dentro de nosotros ya habíamos terminado de conectarnos entre nosotros como una familia, y de hecho, estábamos listos para empezar a adquirir el siguiente nivel, el nivel de Adam.

Y hoy, eso ya es claro para nosotros. A pesar de ver la separación, conflictos y los problemas que hay en el mundo, ya es claro que, en general, existe una dependencia absoluta entre todas las partes del mundo. Esto ocurre de forma natural, de acuerdo a las leyes de la evolución. Y por lo tanto hoy, cuando estudiamos la Cabalá, ya hemos empezado a hablar de la educación integral de la humanidad, no sólo de nosotros mismos, sino de todos.

Baal HaSulam escribe que el mundo entero es una familia. Y los principios cabalísticos deben abarcar finalmente al mundo entero, dándoles a todos un nivel de vida equitativo. Baal HaSulam, en el artículo, «Construyendo la sociedad del futuro»: «El mundo entero es una familia. El marco del comunismo de acuerdo a la Torá debe, en última instancia, envolver al mundo entero en un nivel igualitario de vida para todos».

Por cierto, esta es una condición obligatoria. De acuerdo a nuestro nivel bestial, depende de nosotros el abastecerlos a todos con lo necesario para suplir sus necesidades básicas.

Sin embargo, el proceso es gradual. Cada nación, en términos generales, de hecho debería aceptar por sí misma estos fundamentos; si es educada en el espíritu de otorgamiento a los demás y tiene como combustible una sonada causa, podría entrar inmediatamente en la unidad internacional basada en los principios del altruismo. Para todos los pueblos que entraran en el marco de esta sociedad habría un estándar de vida comparable; el superávit de una nación rica o diligente mejoraría el estándar de vida de aquellos a quienes les falta o de la nación pobre en materias primas y medios de producción».

Nos parece que esto todavía está muy lejos y, en particular, que nosotros estamos muy lejos de esto. Pero al menos en los últimos cien años, hemos visto que el mundo está avanzando en este sentido. Al final, hemos alcanzado un estado en que no sólo se nos trajo al reconocimiento de un método para descubrir el mundo, una nueva vida, un nuevo nivel, sino al reconocimiento de que ya no podíamos existir en el nivel anterior.

Ya no estábamos preparados para existir en él de una manera normal, de manera ideológica, mental y espiritual. Sentimos que debemos buscar otra cosa en la vida. Lo que nos trae a esto no es la escasez, la esclavitud, ni las condiciones terribles en el nivel de la bestia, sino la falta de sentido de la vida, el nihilismo, el vacío, es decir, un deseo por algo más elevado.

Este ya es un salto gigantesco desde los días de Baal HaSulam. Las masas de personas (hoy ya son millones) sienten dentro de ellas un hambre espiritual, y de alguna manera se acercan o incluso se familiarizan cada día con la sabiduría de la Cabalá.

Y además de esto, más de millones o incluso billones de personas están empezando a comprender el vacío de una vida así, a través de la crisis global general en sus diversos niveles. Vemos que se está ocurriendo en todos los países, en todas las culturas, en todas las civilizaciones, y todos estamos buscando. Pero ellas están buscando en el nivel de su «bestia» (no lo digo con desprecio, se trata más bien de una clasificación de los deseos de acuerdo a los niveles: inanimado, vegetativo, animado, y «hablante»), en el que la persona está ocupada con su existencia, tratando de organizarse a sí misma, a su familia y al mundo que hay a su alrededor para sentirse segura ella y sus hijos de ahora en adelante. Esto está impreso en nosotros a nivel instintivo.

Por lo tanto, todos los demás, incluso si alguna vez desean esto, están empezando a entender que también es imposible de hacer y de lograr. Hoy en día ya no quieren casarse, formar una familia… están deprimidos y no encuentran razones lo suficientemente buenas para ello, y así sucesivamente.

Por lo tanto, vemos que a pesar de los intentos de conexión entre las personas, los principios, «el mundo es una sola familia» y «somos una familia», al menos en el marco nacional, ya no funcionan. Incluso dentro de la familia (!) hay una ruptura. Los niños de diez años ya sueñan con el momento de dejar la casa de sus padres y los padres tampoco están preparados para vivir juntos toda la vida, se divorcian, se casan de nuevo, y así sucesivamente. El concepto de «familia» ha desaparecido.

Vemos la destrucción en todo, en el nivel nacional y social. Todo está destruido, incluyendo la base natural de la familia. Y todos estos fenómenos de destrucción son también el reconocimiento del mal. Entendemos que no podemos encontrar llenado en nada.

La única solución, según dicen los cabalistas, es la construcción de una familia de otro tipo en la que nosotros estamos conectados a otro nivel y sólo juntos podemos sentir la verdadera vida.

Hay una expresión como ésta: «La negación de la negación». Baal HaSulam escribe acerca de esto, que la persona se eleva al siguiente nivel de su desarrollo, sólo cuando ella siente que el estado actual ya no es apropiado. Entonces ella lo destruye con la ayuda de diversas revoluciones: social, tecnológica, etc. En cualquier caso, hace una irrupción, una salida hacia el siguiente nivel de desarrollo e incluso podría ser una nueva forma de existencia.

Por lo tanto, hoy estamos haciendo esta irrupción, que es la negación del estado anterior, que debe aparecer como algo terminal. Y el siguiente paso debe nacer de esta negación.

Aquí nos encontramos ante un dilema que nos presenta ahora la sabiduría de la Cabalá. No es la primera vez que estamos atravesando estados como éstos, pero siempre los resolvimos a través de levantamientos, revueltas, revoluciones sangrientas, hambre, destrucción, etc. Y ahora la sabiduría de la Cabalá nos ofrece algo más, avanzar a través de un método consciente.

La transición desde el nivel animal de la humanidad al nivel humano, puede tener lugar no a través del método habitual por el que la llevamos a cabo antes, durante el período de la esclavitud, de la Edad Media, del capitalismo, y así sucesivamente.

Por cierto, el capitalismo es la culminación del desarrollo egoísta que terminó después de que decenas de miles de años que la Cabalá divide en cuatro períodos precisos. Ahora bien, este desarrollo ha llegado a su fin, porque hemos alcanzado el ego máximo que nos indica que debemos ser libres de él. Nosotros no tendremos éxito en su transformación en algo nuevo. En ninguno de los niveles de la vida se nos deja con la esperanza de que vayamos a tener éxito en la transformación del ego de alguna forma. Esto es imposible. Vemos que los economistas, politólogos y sociólogos tratan de encontrar algún tipo de solución a la situación, pero ellos no han logrado nada. Y ahora están empezando a reconocer esto.

Ustedes saben que hablamos de esto hace unos años, pero todos se rieron. Después de eso dejaron de reírse y esperaron con expectación. Y ahora admiten que no hay una solución, y no saben qué ocurrirá. Ellos están empezando gradualmente a adoptar esta perspectiva.

No hace ninguna diferencia para nosotros si nos reconocen o no. Simplemente, vemos que todo está avanzando así. El sistema está funcionando y su evolución se preveía ya desde el comienzo, hace miles de años, basados ​​en el conocimiento del sistema de la creación. De una manera general, incluso Abraham escribió sobre esto ya en el Libro de la Creación (Sefer Yetzira).

Y hoy en día, ya sea que estemos conscientes de ello o no, el mundo está convirtiéndose  en una sola familia, y depende de nosotros el ser un claro ejemplo de ello. Espero que haya una oportunidad como esta.

No necesitamos hacer nada artificial; nuestra meta es construir conexiones familiares esencialmente correctas. Yo no me refiero a una cercanía familiar, sino a la división entre todos de la responsabilidad, de la conexión general que se deriva de la asistencia mutua completa, del amor y la conexión integral donde todos se incluyan con los demás.

En el momento en que empecemos a avanzar en esta dirección, se nos revelarán posibilidades extraordinarias desde arriba. Ellos nos invitarán a hablar de este método y nos pedirán enseñarlo. Ya estamos recibiendo señales por parte de los directivos de organizaciones de que las personas no están teniendo éxito en mantener la conexión entre ellas, simplemente no puede haber relaciones laborales normales. De repente, todo se desmorona. Lo mismo ocurrió con los residentes de la antigua Babilonia que dejaron de entenderse entre sí, también hoy en día las personas están dejando de entender a los otros y no hay nada que hacer.

Esto no es culpa de la persona. De repente, cada uno está aislado del resto. Yo siento que esto está sucediendo y también lo sienten los dueños de negocios y todo tipo de personajes públicos. Ustedes hablan con alguien, difunden, tratan de manejar diferentes estructuras, pero todo esto está en la misma relación decadente. Y ustedes no tienen éxito de ninguna forma o manera para penetrar a través del ego que se levanta como un muro entre las personas.

Repito, ellas no son culpables, puesto que nada puede lograrse utilizando los viejos métodos. Es posible romper esta «capa aislante» entre todos nosotros, sólo con la ayuda del poder de la Luz, porque no hay otra manera. La humanidad está perdida, y las personas siguen a errar de esta forma con los ojos cerrados, chocando unas con otras sin comprender dónde están. Ustedes comenzarán a sentir esto.

Y por lo tanto, existe la necesidad de una familia, es decir la necesidad de una conexión interna mutua que se despertará naturalmente. De lo contrario estamos perdidos, no tendremos éxito en satisfacer incluso las necesidades básicas obligatorias para la existencia y todo se derrumbará. Estamos perdiendo toda conexión entre nosotros y vemos cómo de repente comienzan guerras entre hermanos en varias naciones. ¿Quién está en contra de quién? ¿Por qué y para qué? ¡Hay un millón de excusas!

¿Hay realmente algún tipo de razones serias para que alguien mate a otra persona? Siempre podrán encontrarse miles de razones para esto. Pero ellos también se matarán sin ninguna razón en absoluto. ¿Por qué? Debido a la falta de algún tipo de conexión, incluso la más negativa.

Cuando se forma una atmósfera de desapego en la familia, al menos podemos argumentar, y este también será el final de la cuerda de la conexión mutua. Tiene que haber algún tipo de conexión, algún tipo de dependencia, aunque sea negativa, no importa.

Y aquí no queda nada, y esto dará lugar a las guerras, a varios brotes. De lo contrario, ustedes simplemente no sentirán en absoluto dónde se encuentran, como si estuvieran suspendidos en el espacio, y esto es aterrador. Esta es la cosa más terrible que puede haber. Yo me encuentro en la oscuridad absoluta y no sé hacia dónde ir. Como un pequeño niño que se pierde en una habitación oscura. Este es un estado terrible, y ellos están llevándonos a esto con la ayuda de diversos medios, para que sintamos la necesidad de aquellos que llamamos «familia».

Así, la «familia» en el nivel humano es una existencia absolutamente dependiente dentro de un sistema integral en la cual cada uno está totalmente conectado con los demás y cada uno siente todo este sistema como su «yo» particular.

Este fue el motivo de la primera ruptura. Cuando fuimos creados en principio como un deseo común, nosotros sentíamos sólo nuestra pequeña existencia y no como en el nivel actual, en absoluto. Más bien, se trataba de un nivel embrionario como cuando estuvimos una vez en el vientre de nuestra madre en los niveles inanimado, vegetativo o animado, similar a nuestro estado actual.

Por lo tanto, con el fin de llevarnos al conocimiento del más elevado nivel del Creador, al nivel de la Luz, nos deben romper con la ayuda de la Luz para que ella se introduzca entre nosotros y para que cree específicamente entre nosotros un red de conexión que nos distancie, pero que nos permita acercarnos entre sí según la medida de nuestro deseo, del anhelo mutuo.

Cuando empecemos a acercarnos, entonces, descubriremos, sentiremos y entenderemos la Luz en su intensidad un billón de veces mayor. Lo sentimos todo con una sola Luz; todo está conectado, todo es integral para nosotros. Sentimos un pensamiento, una fuerza del Creador y obtenemos respuestas a todas nuestras preguntas hasta el siguiente nivel en el que se descubre de nuevo el ego. Entonces, se descubre un nuevo nivel de separación. Y cuando la persona construye una nueva conexión por encima de ésta, ella percibe un mayor nivel de Luz, conexión, pensamiento y sensación de cooperación.

Pero el primer nivel ya nos lleva al nivel de existencia eterna. Es decir, empezamos a existir en la dimensión del humano, en el nivel de Adam. Anteriormente existíamos en el nivel de la naturaleza inanimada, vegetativa y animada hasta evolucionar al nivel actual. Y así nos elevaremos al nivel del humano, entonces habremos concluido el nivel anterior.

Debemos entender que el cambio actual por el que estamos pasando, es tan grave y extremo que no ha habido nada igual. Fue mucho más fácil pasar del nivel natural del inerte al vegetativo y después de él, al animado, de lo que es hoy en día pasar de la naturaleza del animado a la naturaleza del humano. Porque el cambio moderno depende de un deseo previo por parte nuestra, depende de nosotros el obligar a la Luz a que nos cambie. De lo contrario no saldrá nada de eso.

Y así, la Luz nos cambia en un todo único. Volvemos a un deseo completo que fue creado desde el comienzo. Éste fue hecho pedazos a causa de nuestro ego y ahora conectamos el deseo a través de la eliminación del ego. Cuando nosotros volvemos a un solo deseo, empezamos a percibir nuestro próximo nivel, es decir, somos hechos equivalentes al Creador. Por lo tanto, el siguiente nivel es llamado «Adam, hombre», es decir, similar (Domeh) al Creador.

Por lo tanto, somos una sola familia. Estas no son sólo palabras bonitas; es una necesidad obligatoria, una meta, un llamado de la naturaleza para toda la humanidad. Y nosotros somos los líderes en este caso.

Y todo el resto de la humanidad también debe exigir conscientemente el alcanzar el nivel de «una familia», a pesar de que ésta carece de movimiento hacia adelante. Nos hemos reunido porque nosotros queremos avanzar, y ellos son obligados a avanzar desde atrás. Pero ellos no saben hacia dónde avanzar, puesto que carecen de la meta. Si una fuerza actúa sobre ustedes, sólo pueden huir de ella. Ésta los empuja y ustedes huyen de ella por la misma huella. Es por eso que la humanidad correrá en diferentes direcciones todo el tiempo, carente de organización, sin entender en absoluto que les está sucediendo.

Y aquí se nos ha impuesto la obligación de hablarles acerca del método de corrección de nuestra naturaleza a todos los que no tienen en su dominio el poder de cambiar. Como comprenderán, nosotros no podemos hablarles sobre el tema en la misma forma en que lo leemos en nuestros textos originales. No hay necesidad, porque pensarán que somos místicos. Ellos carecen de la más mínima sensación que tenemos nosotros, no tienen aspiración, atracción, o anhelo hacia adelante. Ellos son empujados desde atrás sólo por medio de una fuerza negativa, y nosotros somos atraídos sólo por una fuerza positiva.

Pero si comenzamos a conectarnos con ellos, también adquiriremos de ellos la fuerza negativa que empuja desde atrás. En otras palabras, sus deseos, sus necesidades, sus expectativas y sus anhelos por dejar esas condiciones terrenales a los cuales nosotros somos indiferentes, se convertirán en nuestros y también nos empujarán desde atrás. Empezaremos a preocuparnos por ellos como si lo hiciéramos por nuestros hijos y entonces tendremos motivación seria adicional. Hoy en día esto no es así, nos atraen hacia adelante, e incluso si avanzamos sólo un poco, esto también es bueno. Y eso es todo… pero esto no es suficiente.

Así que en primer lugar depende de nosotros el entender que el estado de la humanidad de hoy ha sido destinado para que nosotros vayamos hacia adelante, mirando hacia adelante. Somos los pioneros y por lo tanto depende de nosotros el involucrarnos en la educación integral. Comenzaremos a recibir los deseos de otras personas, sus aspiraciones y sus demandas, y ellos gradualmente recibirán los nuestros y no podemos permanecer indiferentes a ellos.

El hecho de involucrarnos en la educación integral, cambia al grupo, éste adquiere un impulso adicional hacia adelante. Y entonces comienza a crearse verdaderamente la familia. Estamos conectados con el fin de cuidar, de educar, de preocuparnos por alguien y esto es muy importante. Ante todo esto es para nosotros. Y además de eso, si somos realmente una familia, entonces el mundo entero también se constituye de esta manera en un único sistema. Entonces, ¿cómo tendremos éxito en alcanzar el siguiente nivel, si no lo creamos junto con todos?

Para ello, todos nosotros estamos diseñando una nueva ciencia, un capítulo especial en la sabiduría de la Cabalá. Este les explica a las personas, como a niños pequeños, cómo conectarnos entre nosotros en un todo, y no por medio de conceptos cabalísticos, pero estamos hablando básicamente de lo mismo…

Y así, el mundo entero es una familia y a nosotros nos han delegado la responsabilidad de traer al mundo a este estado, y a través de él, salir al siguiente nivel de existencia, al nivel de Adam, humano. Esto ha sido confiado a nosotros y nosotros trataremos de implementarlo.
(110190)
De la Convención en Krasnoyarsk, «día uno» del 6/14/13, Lección 1

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