Tú vas a encender las velas…

laitman_2009-05-28_8266_w[1]Pregunta: ¿Cómo permanecer en el trabajo interno, en la petición correcta durante el congreso, cuando estaremos inmersos en múltiples problemas, los estudios con los niños y otras cosas?

Respuesta: Hay que comprender que todos los obstáculos –la mujer, los niños, el trabajo, las deudas del banco, los pequeños problemas de salud, la gente cercana o lejana que están en contra, yo mismo con algunas dudas, cuando no me entrego con toda mi alma y corazón– son para mi bien.

Ellos precisamente constituyen el aceite que no puede encenderse por si solo, sino que con la condición de estar en constante tensión para superarlos.

La espiritualidad se descubre sólo en la superación. Si dejas de esforzarte, el fuego se apaga inmediatamente.

Debes estar por encima del ego –percibiendo las dos líneas juntas– para encontrar la línea media. Ella es la mecha que se enciende.

Por un lado, parece que es el Creador que enciende la luz. Pero no, debes subir para encender, como está escrito: “ vas a encender las velas”.

La línea izquierda viene para darnos la posibilidad de aplicar la suficiente fuerza de superación, y descubrir la luz. No se descubre para humillarte y tirarte abajo.

Tienes que estar siempre seguro de que ella viene y se encuentra en ti en la medida equivalente a la línea derecha, para que puedas inclinarte hacia el bien, hacia la luz.

Al hombre no le dejan simplemente fallar. Esto sólo puede ocurrir cuando se realiza un cálculo especial con él, en los escalones específicos.

Pero esto no debe pasar con nosotros. Es posible únicamente en las etapas preparatorias que ya hemos pasado, incluidos los ciclos de reencarnaciones anteriores.

Ahora, estamos en el periodo del descubrimiento. Si nos esforzamos como se debe y tenemos éxito en todo lo que se nos pone por delante, aquí no puede suceder ningún fallo.

Todos los fallos, que sólo pueden existir, sucederán con la condición que no nos realizamos nuestro libre albedrío.

Pero precisamente está escrito del hombre que siempre se verá mitad pecador y mitad justo y que, por lo tanto, siempre tendrá la posibilidad de inclinar a todo el mundo y a él mismo hacia el bien.

No te ponen obstáculos que superan tus posibilidades de inclinar el mundo hacia el bien.

Por eso, no es importante en qué trabajos estés ocupado en el congreso e, incluso, si vas a escuchar las lecciones.

Lo importante es cómo sentirás a todos los deseos llegados para unirse, y en su conexión “encenderse” a si mismos. Todo el trabajo es interno.

Y no importa cuántos hombres se unirán y por cuántos días. Sean cuantos sean, debes decir: si nos unimos lo suficiente, encenderemos la vela.

Por eso, que participe todo el que pueda.

¡Hacerlo solo es imposible, pero juntos es fácil!

(Extracto de la lección sobre El libro del Zohar, correspondiente al 17 de febrero 2010).

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