Una piedra separada de la montaña

laitman_75[1]Está escrito que el alma humana es una parte del Creador, al igual que la piedra que se ha seccionado de la montaña sigue siendo parte de la montaña. El Creador creó un deseo común, dentro del cual todas las almas están unidas en una sola alma, llamada Adam, y está llena con la Luz del Infinito. Este estado del alma única se llama el Mundo del Infinito. Dicho estado se ha dado como un ejemplo de la perfección.

Por ahora, yo me siento como una pequeña parte separada del conjunto, un punto en un sistema grande. Sin embargo, en la medida que deseo por unirme con los otros, entregándoles y recibiendo de ellos, con el propósito de alcanzar la semejanza con el Creador, recibo Su forma y me acerco a Él. Si comparto mi amor con otras almas (es decir, con las otras partes del sistema) entonces me transformaré de una piedra a una montaña.

Al conectarme a los demás, adquiero sus deseos porque los deseos de otra persona los puedo alcanzar solamente si lo amo. Por eso está escrito, “Ama a tu prójimo como a ti mismo es la ley más grande de la Torá, en donde la palabra Torá significa la Luz Superior que llena todo el sistema de las almas (el Creador).

Cuando conecto a mí el deseo del amigo, nos convertimos en uno, y resulta que ambos somos “yo”. Y ahora – a través de él – me uno a un tercero, porque, después de mi unión,  este «tercero» ya es mi prójimo, aparece a mi lado. Y así, poco a poco, me conecto con todas las almas.

La unión más grande es la elevación. La fuerza de mi conexión crece. Eso significa que me elevo por los grados de los mundos espirituales y de una pequeña piedra me convierto en la montaña entera.

(Extracto de la lección sobre,  Introducción al Libro del Zóhar, correspondiente al 26 de enero 2010)

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