Uno contra toda la naturaleza

thumbs_Laitman_712_03Baal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar«, ítem 1: Cuando nos examinamos a nosotros mismos, encontramos que somos tan corruptos y tan bajos como lo podemos ser. Y cuando examinamos al operador que nos ha hecho, nos vemos obligados a estar en el más alto grado, puesto que no existe nadie tan loable como Él. Para ello es necesario que sólo las operaciones perfectas se deriven de un operador perfecto.

De hecho, nosotros vemos que la naturaleza es perfecta y que todo en ella está arreglado de manera mucho más exitosa que en nuestras vidas. La actitud de la persona hacia los demás se reduce a un deseo de violar, matar, comer, abusar, y golpear a los demás de cualquier manera posible. Vemos que tal enfoque es malo y dañino. Con el fin de llevar una vida normal, sería mejor si existiéramos amablemente sobre la base de los principios de mutualidad, de preservación de la naturaleza y de cuidarnos unos a otros. Nosotros les enseñamos a nuestros hijos a no pelearse, a ser generosos, y a jugar juntos. Sin embargo, parece que los niños no pueden hacer esto, pero tampoco los adultos. Resulta que nuestra naturaleza es mala. Esto es lo que descubrimos cuando nos miramos a nosotros mismos.

Por otra parte, en la naturaleza todo está construido maravillosamente. Numerosos estudios están mostrando más claramente la imagen de este equilibrio armónico y de la cooperación mutua. Al final, la naturaleza creó una vida que requiere de la coordinación entre los delicados y complejos mecanismos que trabajan juntos. Vemos cuán versátil y complejo es el mundo y cuán sabiamente fue creado. ¿De dónde viene todo eso? De algún pequeño «átomo» que se creó como resultado del Big Bang?

De un modo u otro, nos impresiona la versatilidad precisa y compleja que vemos, pero cuando nos fijamos en el hombre, quien es la «corona de la creación», vemos una inclinación: a destruirlo todo. Esto hace que uno considere cómo puede ser que la parte más compleja, la «mejor» parte, también sea la peor parte.

Una hormiga o una cucaracha no le hacen daño a nadie, ellas sólo actúan de acuerdo a las órdenes de la naturaleza y les ayudan a otros en el sistema general que está conectado mutuamente. En esta, todos viven con el fin de mantener a los demás y cada uno tiene su propio nicho y se sostiene a sí mismo para estar conectado con miles de otras criaturas. Juntos construyen un rompecabezas perfecto, una combinación inseparable de líneas del cuadro general. Si ustedes sacan una pieza, todo se distorsiona de inmediato, y se destruye la perfección.

Mientras tanto, en su conjunto, esto es lo que el hombre hace. Sus acciones están en contraste con la perfección de la naturaleza. Todos los animales y plantas, todo, existe en perfecto acuerdo, y lo más importante en la complementación mutua; todos están conectados, todos dependen de todos, y necesitan de unos de otros. En la naturaleza todo está basado en el equilibrio donde no podemos tomar una pieza y moverla a otro lugar; este es un rompecabezas completo. Y a lo largo de todo esto viene el hombre y lo destruye hasta que el mundo gradualmente se acerca a los desastres. Hasta ahora no hemos entendido que aparte de nosotros toda la naturaleza es perfecta y que las cosas que nos parecen tan imperfectas son una indicación del «espejo distorsionado» de nuestra percepción, o como resultado de nuestra participación destructiva.

El hombre no puede ser incorporado a la plenitud ya que es corrupto. Él es la única criatura que es opuesta a la naturaleza y esto muestra que la clave para la corrección está en realidad dentro de nosotros.

(101422 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/26/13, «Introducción al Libro del Zóhar»)

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