Vergüenza- El punto de transición

El descenso de los Partzufim, las Sefirot y los mundos espirituales desde el mundo de infinito, es la revelación del deseo de recibir que surge en Maljut del mundo de infinito a causa de la sensación de vergüenza por su oposición al Creador. Esta oposición empuja al ser creado a buscar una manera de volverse como el superior. Por lo tanto, todas sus acciones, aun cuando alejan al ser creado del Creador, al hacerlo descender, contribuyen a la revelación del deseo de recibir y al alcance de la cualidad de otorgamiento por parte del ser creado.

Aún así, hasta aquí no hay libertad de elección del ser creado, sólo el resultado del trabajo mutuo de las fuerzas de recepción y otorgamiento y del anhelo del ser creado por equilibrar esas fuerzas. Hasta ahora, el ser creado se desarrolla en los grados inanimado, vegetal y animal. Cumple de forma inconsciente el programa de la naturaleza. La decisión tomada en el mundo de infinito continúa manifestándose y obliga al ser creado a actuar.

Por lo tanto, tras restringir el deseo y tomar la decisión de lograr la máxima equivalencia posible con el Creador, el ser creado comienza a actuar de acuerdo al grado de la deficiencia revelada. La primera acción de recepción en aras del otorgamiento sucede en el Partzuf de Galgalta, cuando la equivalencia con el deseo del Creador fue lograda por primera vez con la restricción, Masaj, Luz reflejada, el rechazo de la Luz y el Zivug de Haká (acoplamiento mediante el golpe), por encima del deseo de recibir. Sin embargo, hasta ahora, esta equivalencia es sólo en un nivel mínimo, inanimado, en la luz de Nefesh.

La fuerza del deseo (Kli) no es una medida cuantitativa ni en kilogramos ni en metros, sino que es el grado de equivalencia con el Creador. Mientras más cerca estás del Creador y más eres como Él, más grande eres; y mientras  más lejos estás de Él, más pequeño eres.

Habiendo recibido la Luz en aras del otorgamiento en el Partzuf de Galgalta, es decir, al haber llegado a la adhesión con el Creador en la luz interior, el ser creado hace un nuevo descubrimiento: revela la Luz circundante, el amor del Creador, quien desea darle todo al ser creado. Descubre el propósito de la creación a mayor profundidad y entiende qué debe hacer, cómo recibir toda la actitud del Creador hacia él en aras del otorgamiento, con el fin de responderle a Él con el mismo amor.

Esto no son platos de comida, sino de conexión entre los dos: alma con alma, corazón con corazón. Esto es lo que causa todo el proceso de descenso. El ser creado ve que desde su estado actual es imposible alcanzar la meta final y recibir toda la Luz del Creador, adhesión e igualdad completa con Él. El Creador quiere que el ser creado no permanezca como un bebé que depende completamente de Él, sino que crezca hasta la altura de Él mismo y se convierta en Su socio, igual a Él en todo.

El Creador es el primero, porque Él creó al ser creado. Sin embargo, en lograr similitud con el Creador, el ser creado debe ser primero, debe ser su elección para que esta equivalencia sea verdadera. Por lo tanto, el ser creado rechaza la recepción previa en Galgalta, al ver que no es suficiente y no lo llevará a la meta. Como resultado, nuevos deseos, limitaciones e intenciones son reveladas, eso requieren que las llamadas “letras del trabajo” sean reveladas.

Al recibir la luz en Galgalta con el fin de otorgar y al rechazarla, nacen los nuevos Kelim, la nueva actitud. El ser creado entiende al Creador y a sí mismo de manera nueva, percibe el proceso de desarrollo y su meta definitiva de forma nueva, La colisión de la Luz interior y la Luz circundante, revelada en el ser creado, muestra cómo debe ser su relación y conexión con el Creador. En base a esto, el ser creado construye los Partzufim de: AB, SAG, MA y BON.

Para cada Partzuf subsecuente, el ser creado llega con un deseo cada vez más profundo, sintiéndose menos capaz de otorgar al Creador y comienza a calcular de una nueva manera. Por lo tanto, está dicho que “La expansión de la Luz y su partida hace al Kli adecuado para su tarea”.1

El deseo de recibir se desarrolla en cuatro etapas de HaVaYaH y se detiene, llega a la disposición plena para recibir toda la Luz de infinito. Sin embargo, una vez que el ser creado recibe todo, siente que es opuesto a la Luz y comienza a arder de vergüenza. Esta es una sensación insoportable, que lo fuerza a deshacerse del placer y en consecuencia, el ser creado hace la restricción (Tzimtzum Alef).

La vergüenza es la sensación de oposición al Creador. Antes no había ninguna vergüenza -no llegaba al ser creado, directo del Creador. El Creador directamente da deseo y placer al ser creado; la Luz y la vasija vienen del Creador. Pero, la vergüenza llega de forma indirecta, como si el Creador no tuviera nada que ver. El ser creado siente su oposición con el Creador en el hecho de que recibe de Él.

De este punto en adelante, comienza a sentirse como ser creado. Este es el punto al que necesitamos llegar para retornar de abajo hacia arriba y así seremos llamados humanos, Adam, es decir similar (Domé) al Creador. Finalmente, la sensación de ser opuesto al Creador, es el inicio del humano y demanda de nosotros que logremos equivalencia con el Creador.2

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 2/abr/19, Escritos de Baal HaSulam, “Prefacio a la sabiduría de la Cabalá

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