Profetas, Joshua, 6:26-6:27: Y Joshua declaró en aquel tiempo, diciendo, Maldito sea el hombre ante el Señor, aquél que edifique y desarrolle esta ciudad, Jericó; con (la pérdida de) su primogénito ponga sus cimientos y con (la pérdida de) su hijo menor, establezca sus puertas.
Así, el Señor estuvo con Joshua; y su nombre se extendió por toda la tierra.
Hasta este día, la ciudad de Jericó se localiza abajo de Jerusalén, a orillas del Jordán, pero los judíos no viven ahí.
Después de la caída de Jericó, el pueblo siguió al Creador en todo y el Creador le entregó la ciudad a los israelitas. Pero no se cumplieron las leyes en su totalidad.
Se le dijo al pueblo de Israel: tomen todo de la ciudad conquistada de Jericó, sólo no tomen lo prohibido. Y no obstante, algunos de ellos, secretamente tomaron de lo prohibido. Por consiguiente, cuando Joshua envió a sus hombres, a capturar la ciudad de Hai, creyendo que sería fácil y rápido porque el Creador estaba con ellos, de pronto, algo inesperado sucedió.
Profetas, Joshua, 7:5: Y los hombres de Hai, hirieron de ellos a unos treinta y seis hombres; y les persiguieron ante la salida de Shevarim y les hirieron en el descenso; y el corazón del pueblo se derritió y se volvió como agua.
Corazón es una combinación de propiedades de fuerza (Gevurá, coraje) y misericordia (Bina). Por consiguiente, el corazón se contrae y trabaja así: de una propiedad a otra. Así existimos.
Y los hijos de Israel, tomaron las propiedades que no podían ser corregidas, las prohibidas.
Pregunta: ¿Y por eso fueron castigados?
Respuesta: No que sea un castigo, sino la consecuencia natural del hecho, de que utilizaron propiedades que no pueden ser corregidas.
Por eso está escrito: “Y el corazón del pueblo se derritió y se volvió como agua”. Esto significa que aún tienen la propiedad pura del Yo, pero sin fuerza, sin ninguna energía dentro de ella.
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De Kabtv “Secretos del Libro eterno”, 27/ab/19
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