A nombre de una idea colectiva

Dr. Michael LaitmanPor regla general, la interacción integral entre las personas ocurre en un grupo de diez, con la condición de que ellas traten internamente de resolver juntas sus problemas. Su meta es alcanzar el equilibrio, y sin importar cuán diferentes sean y cuan diferente sea la forma de considerar la tarea que enfrentan, ellas tienen que apoyarse mutuamente y llegar a una solución común sin ningún conflicto.

Eventualmente su decisión podría ser completamente ajena a cada una de ellas, pero aun así la considerarán correcta. Todos la aceptarán puesto que durante el período de toma de decisión, muchos miembros del grupo cambian radicalmente sus puntos de vista originales.

Hay dos factores definitivos aquí: Primero: uno cambia su punto de vista bajo la influencia de los demás, al tratar de controlarse a sí mismo completamente. Uno simplemente fluye con la corriente y obtiene las creencias bajo la influencia de los demás. Inesperadamente, uno se da cuenta que piensa de la misma manera que los demás, aunque anteriormente tenía una opinión contraria.

Esto también puede hacerse de una manera opuesta: uno ve que los demás piensan de manera diferente, pero no puede renunciar a la propia opinión personal. Aun así, sigue la mayoría. Así que él «ata» su punto de vista al enfoque general y va de la mano con ellos. Él no renunciar a su opinión, sino que reconoce que es mejor actuar junto con otros que insisten imprudentemente en su punto de vista personal, dado que sólo juntos pueden llegar a una nueva decisión. Por lo tanto, uno renuncia a su enfoque personal por el bien de la idea general.

Al mismo tiempo, todavía sigue experimentando el conflicto interno, pero éste se vuelve mucho más equilibrado. Uno se da cuenta que sigue pensando a su manera, pero con el fin de mantener las conexiones con los demás, se dispone a elevarse a su nivel y pensar como ellos.

En otras palabras, hay dos niveles en nosotros: «yo» y «nosotros». En este caso, si «yo» acepto la actitud de los demás sin conflictos internos, pero aún conservo la propia opinión del «yo», se mantiene la calma interna. Esto no causa desequilibrio interno en el «yo», por el contrario, el «yo» siente que se las arregló para elevarse por encima de sí mismo y esta idea hace que el «yo» se sienta muy cómodo.
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Del Kab.TV «La medicina del futuro» del 4/7/13

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