Al borde de una actitud razonable hacia la vida

Hoy en día, sentimos no sólo que el mundo que nos rodea está invertido, es hostil y amenazante, sino también que nuestra propia naturaleza es hostil porque el egoísmo nos pone en estos estados, y no podemos dominarlos o destruirlos.

Nosotros estamos agotando los recursos naturales, aunque sabemos que dentro de 20 años éstos estarán agotados. ¿Y qué pasará entonces? No importa. Lo más importante es aprovechar al máximo, para acumular «papel verde» en el banco. Entonces, ¿dónde está el enfoque inteligente aquí? Nosotros fabricamos millones de artículos de plástico para tirarlos a la basura unos meses más tarde, y entonces el petróleo con el que fabricamos este plástico se habrá ido, pero ni siquiera pensamos en eso.

Todas estas manifestaciones hostiles de la naturaleza interna y externa hacia nosotros obligan a la persona «a encogerse» y esconderse en algún rincón. Ella no puede controlar ni esta naturaleza, ni la del otro, ni la suya propia, ni la externa.

Por lo tanto, nos encontramos en la necesidad de cruzar el punto de bifurcación. Ésta, agrega específicamente al reconocimiento del mal en nuestra naturaleza que nos posiciona en contra de la naturaleza externa y que no nos permiten considerarlo todo sabia, correcta y sensatamente. El ego nos obliga a ser atraídos por riqueza, honor, conocimiento y control, y a utilizar este recurso sólo de una manera perjudicial.

Todo esto es la revelación de los daños resultantes de lo que nos ha sucedido en los últimos 30 a 40 años. Hasta entonces nos habíamos desarrollado correctamente: La gente usaba la naturaleza cuando era realmente necesario. ¡Yo recuerdo que la garantía del primer refrigerador que compré fue de 18 años! ¡Hoy no existe nada de eso! Hoy en día todo está hecho a propósito para que el producto se descomponga tan pronto como sea posible. Incluso si no está descompuesto te llamarán para sustituir el viejo por uno nuevo con un descuento.

Resulta que cruzamos la frontera de la actitud correcta hacia la vida, hacia el mundo, y hacia la naturaleza. Y nosotros tenemos que reconocer nuestras malas relaciones con nosotros mismos, con los demás, y con la naturaleza. Y sólo después de eso será posible  hablar sobre el hecho de que hay un sistema para alcanzar la armonía.

Éste nos revelará un mundo enorme que no estará construido sobre opuestos, sobre la esclavitud absoluta y la total libertad, sino en la línea media correcta, es decir que todo será equilibrado. Entonces veremos que esta es la forma específica en la que funciona la naturaleza.

Por lo tanto, yo creo que las comunicaciones finalmente cambiarán, el péndulo se desplazará, la amplitud de su oscilación que se desvía en la dirección opuesta desde el estado original, llegará a su punto medio. Entonces, empezaremos a funcionar mutuamente, y no a través de dispositivos de comunicación, sino a través de la comunicación directa, de la comunicación interna con los demás, no verbalmente, no de manera externa, emocional, sino mediante la creación de un campo de comunicación mutua. Nosotros tenemos estas aptitudes para las cuales no necesitamos ningún equipo. Simplemente, sentiremos a todos y lo sentiremos todo como un todo colectivo.
(80243)
De una «Charla sobre Educación Integral» del 5/21/12

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