¿Cómo puedes resistirte al amor?

Baal HaSulam, «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot»: «Por supuesto, uno que es impartido con esta Providencia abierta está seguro que no volverá a pecar, ya que está seguro de que no cortará de su propia carne ni se causará un terrible sufrimiento a sí mismo. Además, uno está seguro de que él no va a descuidar una Mitzva sin llevarla a cabo en el instante en que esta caiga a sus manos, tanto que uno está seguro de que no va a descuidar ningún placer mundano o un gran beneficio que llegase a sus manos».

Nosotros no entendemos esto. ¿Qué significa «Providencia abierta»? Si yo revelo al bueno y lo benévolo, parecería que estoy libre de todas mis preocupaciones, que descansando en los brazos del Creador como un bebé en los brazos de su madre. ¿Trataría de solucionar algo, de entender algo?, No, simplemente estaría envuelto en el amor.

¿Este amor nos debilita? ¿No nos hace perder nuestro poder de auto conservación?

Este es el problema. El amor de los padres estropea a los niños. Si ellos los trataran sólo con amor, los niños no tendrían límites y, finalmente, comenzarían a odiar a los padres.

Baal HaSulam escribe sobre el amor de los padres (en la carta 2): «Ven y ve una costumbre maravillosa de este amor, donde al parecer si el hijo es hijo único de su padre y su madre, él está más obligado a amar a su padre y a su madre, debido a que le muestran un amor más grande que el de los padres que tienen muchos hijos.

Pero no es así en realidad, sino todo lo contrario, que si los padres están fuertemente conectados con su hijo por su amor, entonces el valor de amar a los hijos se reduce al mínimo, hasta que a veces los hijos sienten que «cualquier sentimiento de amor en sus corazón se extingue», la cual es la ley de la naturaleza que hay en el mundo.

Y la razón es simple: que el amor de un padre a su hijo es natural… y el hijo no tiene miedo a que todo este amor pueda disminuir, y no espera que su amor crezca, a lo que se le llama el «amor absoluto», y luego, gradualmente, el hijo crece perezoso en las buenas acciones hacia su padre… y esto se convierte en su segunda naturaleza, cercano al odio…»

Los niños necesitan dos fuerzas, no pueden aferrarse a una única fuerza. Cada persona necesita dos «riendas»: la fuerza de la recepción y la fuerza de otorgamiento, una «cáscara» en el lado de la recepción y una «cáscara» en el lado del otorgamiento. Sólo esto nos ofrece algún «sistema de coordenadas» y nos coloca en alguna parte.

Pero si todo el mundo me trata con amor, esto me confundirá y me irritará. Tengo que decidir, establecerme en algún lugar. Mi cerebro no puede soportar esto por lo que finalmente llegará al odio.

¿Cómo puedo protegerme cuando el Creador se me revele, para poder manejar la revelación de Su amor? ¿Cómo puedo crear bordes alrededor mío, límites, para no perder mi independencia, mi «yo»? ¿Cómo puedo establecer mi actitud hacia Él?

Después de todo, no debo ocultarme del amor del Creador. Él quiere revelármelo al máximo, y yo podría objetar; «No, es suficiente. Ya veo que me estás tratando bien». Esto podría estar mostrándole desprecio a Él.

Así que la revelación del Creador trae muchos más problemas que Su ocultamiento. La persona tiene que establecer sistemas internos que le permitan manejarse a sí misma bajo limitaciones mucho más estrictas. Se trata de un ascenso en los niveles espirituales: limitaciones más estrictas, con el fin de trabajar por encima del egoísmo y crear unos mayores Masajim (pantallas).

Al mismo tiempo, cuanto más fuerte sea el deseo, más fuerte es el amor. En nuestro mundo también, amamos más a los niños traviesos que a los niños tranquilos. El amor absoluto se percibe efectivamente en vasijas y deseos «malos». Es allí que se considera como positivo o negativo y, desde allí, con el tiempo se recibe una respuesta del Creador. Finalmente, cuando las peores vasijas de la persona son corregidas, ella puede volver al mismo amor absoluto por el Creador…

 

 

(67485 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/24/12, «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot»)

 

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