La diferencia entre un «buen ojo» y el «mal de ojo», entre una bendición y una maldición es que en este último caso, la revelación ocurre por sí misma, sin mis esfuerzos preliminares, y yo carezco de la vasija apropiada. Por otra parte, en primer lugar yo preparo la vasija, el deseo, y entonces todo lo que suceda es revelación para mí. En ambos casos, sin embargo, se revela lo mismo.
Si este se revela sin mi deseo, (vasija) preparado, siento la oscuridad, el ocultamiento. Y si mi deseo se revela primero, yo percibo lo opuesto: la Luz, la revelación. No hay ninguna otra diferencia entre una maldición y una bendición.
(53525 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 8/30/2011, Shamati # 110)
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