¿Corazón o dinero?

Si nos tratamos bien y especialmente nos amamos unos a otros, no puede haber necesitados ni pobres ni enfermos entre nosotros. 

Es decir, el problema es sólo que no hay amor entre nosotros. Le pasamos el cuidado de los necesitados al gobierno. Estamos dispuestos a dar algo de dinero, pero no nuestro corazón, no podemos preocuparnos por extraños. 

¡Por eso, nunca podremos deshacernos de la pobreza ni de las enfermedades! Incluso si gastamos miles de millones de pesos en el mundo y organizamos todo tipo de grupos y ministerios que cuiden a los necesitados, les demos dinero y todo lo que necesitan, aún existirán pobres, enfermos y personas desafortunadas. 

Porque no queremos cuidarlos. Nos preguntamos: ¿Cuánto tengo que pagar para evitar que me pidan amarlos? Estoy dispuesto a pagar al mes para que me dejen en paz. Sin embargo, esto no es lo que la Torá requiere de nosotros, requiere una actitud y sentimientos genuinos. 

Por eso, incluso en los países más ricos, habrá pobreza, crimen y sufrimiento humano. Mira lo que le sucede en nuestro mundo con todo su progreso y abundancia. Si nos tratáramos con amor, viviríamos en el paraíso. Aun así, no estamos dispuestos a integrarnos con los otros en nuestras sensaciones, sólo pagar dinero y ser dejados en paz. Esto no resuelve el problema, la Torá requiere de un corazón humano. 

La naturaleza requiere que nos amemos. Esta no es idea ni invención de alguien, pues, todos estamos dentro de la naturaleza y sus leyes. Esas leyes actúan en nosotros de forma más y más dura, nos llevan hacia un rincón y nos exigen más y más severamente, que esta condición sea cumplida: total conexión, todo el camino hasta el amor. 

Tendremos que cumplir esta condición de todas maneras, si no ahora, después. Moriremos y naceremos una vez más hasta cumplir los requerimientos de la naturaleza, mientras vivimos en este mundo. 

En realidad, la meta es lograr adhesión con el Creador y volverme como Él. No obstante, solo puede ser realizado a través de acciones prácticas que están disponibles para nosotros, las cuales son expresadas en amor por mi prójimo como por mi mismo. 

Al grado en que nos odiamos, nos distanciamos del Creador y no lo sentimos a Él. Tan pronto como comencemos a acercarnos y conectarnos mutuamente, nos sentiremos unos a otros y sentiremos al Creador entre nosotros. Pues, todo es una sola naturaleza y todo depende sólo de nuestro distanciamiento y acercamiento. 

El Creador quiere que lo conozcamos a Él, por eso, debemos pasar por todos los estados de la total separación a la conexión, en todas las formas posibles. Así estudiamos nuestra naturaleza. Nuestro ego tiene muchas facetas y generan un número infinito de tipos de odio. Aun así, mientras comenzamos a acercarnos al Creador, comenzamos a sentirlo ya  entenderlo a Él y conectarnos con Él. 

El alcance siempre consiste de dos partes: odio mutuo y amor mutuo. En la diferencia entre amor y odio, sentimos al Creador. Uno no puede alcanzarlo sin lo otro, porque somos seres creados y alcanzamos todo sólo en el contraste entre opuestos.
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De la lección diaria de Cabalá 12/oct/20

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