Doble ciudadanía

Después de establecerse en el mundo espiritual, la persona transfiere pequeñas porciones del tesoro del Rey del antiguo a un nuevo estado hasta que lo transfiere todo.

Y aunque no ve el fruto de su trabajo, intenta creer que está trabajando correctamente.
El viejo estado de origen está dentro de mí y dentro de cada uno de nosotros. Lo cuidé mucho y acumulé muchas propiedades allí; todo esto es mi propiedad, todo de mí; es lo que me da un sentimiento de vida, de confianza. ¡Todo me pertenece y nadie tiene permitido tocarlo!
Y de repente, decido que lo más importante para mí es precisamente lo que está fuera de mi cuerpo, es decir, otras personas, y quiero transmitirlo a ellos. Y luego empiezo a juntar deseos con los rellenos de mí mismo y pasarlos a todos los demás. Espero que este sea mi segundo estado.

Al llevar a cabo este trabajo, empiezo a comprender que, de hecho, solo la actitud que he creado en mí ahora con la ayuda del poder superior y la acción por el bien de lo que está fuera de mí es la única forma correcta de comportamiento.
Me da libertad, me permite no apegarme a mi deseo de disfrutar, no vivir dentro de él, sino moverme hacia el deseo de otorgamiento, a la etapa de Biná. De esta forma, nos movemos de este mundo al mundo superior.1

De la primera parte de la lección diaria de Cabalá, Lección sobre el tema: «Atacar la conexión» 11/jun/18
1 minuto 46:30

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