El dinero es simplemente un equivalente

Hubo un tiempo en que dinero era equivalente a esfuerzo. Un granjero vendía huevos o leche, un zapatero vendía zapatos. Y su trabajo determinaba el valor de las cosas.

En contraste, hoy en día tú simplemente necesitas imprimir dinero y declarar poder adquisitivo de este.

Estos pedazos de papel no tienen desde hace mucho tiempo el respaldo real de su supuesto valor.

Al mismo tiempo, el dinero debe siempre ser proporcional al esfuerzo humano, y esto también es verdad para el capitalismo. Solo que hoy en día aquellos en el poder, no saben cómo retroceder a este sistema, y algunos de ellos simplemente no quieren.

De una forma u otra, necesitaremos hacer esto. De lo contrario todas las cosas se devaluarán y el consiguiente desequilibrio destruirá la economía global. Nuestras relaciones económicas de hoy ni siquiera cumplen con el egoísmo sano, y ni hablar de la corrección altruista.

Estamos hablando de una sociedad que sigue la regla elemental, «Vayan y disfruten los unos de los otros». De hecho, en realidad comerciamos bienes, mientras que el dinero es solamente su equivalente. Y esto significa que la primera cosa que debemos hacer es asegurar el equivalente que refleja de forma adecuada el estado actual de los negocios. De lo contrario nos sumergiremos en el caos.

Hoy en día los millones en una cuenta de banco puede que tengan un valor mucho mayor en el mundo real. Hemos inflado al sistema con ceros innumerables que no tiene peso en absoluto.

Una sociedad correcta debe unirse en igualdad y reciprocidad sin ricos o pobres. En efecto, la cara posterior de la justicia social implica el mismo nivel de vida para todos sin consideración de ningún otro factor. Lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que todos reciban todo lo que necesitan para una vida decente, sin que deseen nada más allá de sus necesidades básicas.

En contraste, las personas de negocios de hoy en día hacen exactamente lo opuesto y por consiguiente destruyen todos los continentes por el beneficio de una ganancia fantasma, que ni siquiera pueden gastar…

(65523 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/5/12, «La Libertad»)

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