El escape del reino del odio

Nosotros no  pasamos a través del nivel de los «antepasados», ni por todo lo que sucedió al principio: el «Primer Hombre», Babel, la tierra de Canaán, Jacob y sus doce hijos, el descenso a Egipto. Empezamos a descubrirnos a nosotros mismos ya en Egipto. El tiempo anterior a esto, pertenece a los «patriarcas» y está incorporado en nosotros en forma de Reshimot (recuerdos, genes informativos), nuestros atributos internos.

Comenzamos a trabajar en Egipto hasta que descubrimos que estamos en un deseo egoísta y que tenemos que escapar de él, porque recibimos cada vez menos vitalidad de él. Pasan los años hasta que descubrimos esto con el fin de escapar.

Si al mismo tiempo, estamos en un grupo y nos ayudamos unos a otros, se dice «y los hijos de Israel gemían por causa del trabajo», es decir todos juntos. El éxodo de Egipto se realiza juntos.

El éxodo de Egipto es llamado el éxodo de la separación y de la separación a la conexión y la unidad. No es un éxodo físico de una ubicación geográfica. En Egipto descubrimos que nosotros estamos separados por nuestro ego. Todo el trabajo en el exilio de Egipto está en tratar de conectarnos unos con otros y nosotros no somos capaces de hacerlo. Descubrimos que es el Faraón el que nos estorba, porque él está en nuestro camino y nos separa.

Y entonces seguimos trabajando en la conexión, descubriendo cada vez que es imposible. Entonces aparece Moisés, mata al egipcio, y se escapa al desierto durante 40 años. Nosotros trabajamos en la conexión de todo el tiempo, hasta que Moisés regrese, vaya a Faraón, y le exija «Deja ir a mi pueblo», lo cual significa, deja que nos conectemos.

Quiero conectarme con aquellos que ahora parecen ser desconocidos. Es Faraón quien me los muestra como extraños al presentármelos como si estuvieran por fuera de mí, mientras tanto yo estoy pidiendo una oportunidad de conectarme con ellos. Dejemos que Faraón se quede. Yo quiero conectarme por encima de él. Para hacer eso, necesito una fuerza aún mayor, por encima de todo su gran deseo y el ego que me hace dar vueltas en torno a su deseo.

Así que tengo que pedirle a mi ego que se restrinja y que deje de controlarme. Con esta demanda llego a Faraón. Faraón responde: «¿Quieres que me baje de mi altura, de mi trono?» El solo endurece su corazón, y por eso necesito al Creador para ser aún más fuerte que el faraón.

Esta es la misión de Faraón, elevar al Creador ante mis ojos para obligarme a apreciar cada vez más el poder general del otorgamiento que prevalece en la naturaleza. Sólo esto nos dará la oportunidad de conectarnos con los demás.

Tenemos que imaginarnos de manera correcta qué es Egipto. El Creador siempre debe ser más importante para mí, de lo contrario, nunca seré capaz de conectarme con los amigos, y ese es el «éxodo de Egipto», y permaneceré en el exilio para siempre.

Egipto es llamado separación. ¿Y hacia dónde estoy huyendo? Quiero conectarme por encima de esta separación, por encima del odio que se me ha revelado, por encima del Monte Sinaí (una montaña de odio), y así salir de Egipto. Dicho acto se llama «éxodo».

(68253 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 5 de Febrero del 2012, Shamati # 159)

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