El Holocausto no es historia, es un problema mundial real

Todos los años celebramos el día del Holocausto para honrar la memoria de las víctimas: seis millones de judíos europeos. Sin embargo, a medida que pasan los años y nos alejamos cada vez más del evento, el recuerdo comienza a desvanecerse.

Muchos jóvenes no han escuchado las historias sobre el Holocausto en su familia y nunca han conocido testigos de ese terrible evento.

Hay el temor de que la memoria del Holocausto pueda desaparecer, porque después de cierto número de años no habrá testigos vivos ni habrá nadie que transmita esa historia a las siguientes generaciones.

Esto no debería sorprendernos, porque son leyes de la naturaleza. Lo que no está frente a nuestros ojos, poco a poco deja de ser importante, si no queremos perderlo, debemos renovarlo constantemente, como si reviviéramos esas imágenes.

No importa que intentemos mantener ese recuerdo, que organicemos viajes de estudio a campos de concentración para escolares, no ayuda mucho. A medida que desaparezcan los testigos vivos del Holocausto, una nueva generación sin relación con esa época, no podrá observar esta tradición como solía ser.

Nací en Bielorrusia, en un lugar donde los nazis hacían ejecuciones masivas de judíos. En Vitebsk, la ciudad de mi infancia, también había un gueto, que fue destruido. Muchos de mis parientes murieron en el Holocausto.

Aunque nací después de la guerra y lo supe sólo por las historias de este recuerdo, aún muy vivo en nuestra familia. Me criaron personas que lograron escapar del Holocausto y me contaban de los que murieron. Eso dejó una impresión muy profunda en mí y he vivido en este ambiente desde que nací.

Pero, si los jóvenes no han oído hablar del Holocausto ni han hablado con testigos presenciales, para ellos es como si no hubiera sucedido. No podemos culparlos. No tiene sentido sentarse a llorar, pero es muy importante determinar nuestra actitud ante el Holocausto, analizar nuevamente sus causas y consecuencias. De lo contrario, no nos libraremos del Holocausto e incluso podríamos legar a uno nuevo.

Debemos sacar conclusiones del Holocausto y cambiarnos a nosotros mismos para que nunca vuelva a suceder. Debemos entender por qué sucedió y quién es culpable. Es un examen serio que cada uno debe hacer en su interior y en última instancia, con toda la humanidad, porque todos participaron.

¿Cómo sucedió que las naciones del mundo aceptaron e implementaron rápidamente el plan de Hitler sin preguntas ni dudas?

En primer lugar, debemos comprender quién es el pueblo de Israel, por qué se le llama así y cuál es su propósito. ¿Por qué sobrevive después de tantas generaciones de dispersión y por qué toda la humanidad le pone tanta atención? Hasta que no respondamos esas preguntas, no podremos entender, en absoluto, de qué hablamos.

¿Por qué todas las naciones tienen algún tipo de reclamo contra los judíos? Es claro que hay peleas entre vecinos, pero ¿por qué todos tienen quejas contra los judíos? Necesitamos investigar este fenómeno y comprender sus causas exactas. Pues, esto no es sólo historia, sino un problema global real que no desaparece, ocasionalmente se calma un poco y luego se intensifica de nuevo.

Esta intensificación no depende realmente de los judíos ni de las naciones del mundo, simplemente ocurre porque llega el período adecuado en la historia. Vemos que el antisemitismo está profundamente arraigado en la naturaleza: existe el concepto Israel, pueblo de Israel, tierra de Israel. Es un concepto espiritual que vive en el mundo y existirá desde el principio hasta el fin de la creación. Este problema seguirá existiendo hasta que Israel lleve toda la creación a la forma correcta.

Esto lo dice la Torá y aún con más claridad, la sabiduría de la Cabalá. Sin la explicación cabalista de las causas del antisemitismo, no podemos encontrar la solución del  Holocausto y en general, de la historia y la creación. No es un problema terrenal del pueblo de Israel, sino la confrontación de fuerzas de la naturaleza, como una ley física, química o matemática. Existen relaciones especiales entre las partes de la creación, leyes absolutas e inmutables que se establecen y no se pueden violar.

La ley central en todos estos principios se refiere a la existencia del pueblo de Israel, la tierra de Israel, el inicio y el final de la creación, todo el proceso con respecto a cualquier partícula del universo. Todo está conectado en un sistema en el que estamos incluidos como fuerza central.

El antisemitismo natural es consecuencia de nuestra inclinación a otorgar y amar a nuestro prójimo, al Creador y a la fuerza superior. Si bien esta fuerza es odiada y rechazada por todos, existe, y en la misma medida, también hay una fuerza de rechazo y odio hacia quienes representan esa fuerza en nuestro mundo, es decir, hay odio por la cualidad llamada Yehudi de la palabra «Yehud – unidad».
[280623]
De Kabtv «Una conversación con periodistas» 6/abr/21

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