El Libro del Zóhar es el boleto de entrada a la espiritualidad

Todo el mundo sabe que El Libro del Zóhar es especial.  Este es el único libro que puede llevar al hombre hacia el mundo espiritual. Se ha vuelto famoso, debido a su propósito único y a que la humanidad lo trata de forma especial. 

El hombre nació en este mundo, sin saber nada de él. La naturaleza ha preparado para él una entrada muy extraña al mundo, nada se le explica por adelantado; y las sensaciones, memoria o pensamientos, no se le transmiten de su padre o madre o de las generaciones previas.  

Nació como un pedazo de carne y comienza a recibir impresiones de este mundo: calor, frío, luz, oscuridad, sonidos, ruido y silencio. 

Al principio, no siente nada en absoluto. Gradualmente, empieza a reaccionar a los sonidos, la luz; y luego, a la actitud de su madre, a algunas acciones sobre él y ríe o llora. Empieza a explorar el mundo, averigua lo que le rodea y se familiariza con su cuerpo. Así es como crece. 

Es asombroso, que un par de días después de que nace un animal, el cachorro sabe todo y puede sobrevivir por sí solo en este mundo; y un humano, el bebé no es capaz de nada sin el cuidado de los adultos. Aparte, si se le deja en el campo, hace lo mismo que los animales a su alrededor.   

Todo el desarrollo de un niño en nuestro mundo, tiene lugar sobre la base de las impresiones que recibe y de los ejemplos y la conducta de los patrones que existen en el mundo y que los adultos le muestran y le explican. 

Hay música para niños, juguetes, parques con areneros y resbaladillas, diferentes juegos de construcción; y todo para que los niños aprendan a desbaratar, a armar, desarmar y a distinguir colores y sonidos. Todo esto existe para el desarrollo del hombre, con el fin de prepararlo para la vida en nuestro mundo. 

Los padres y el entorno están dispuestos a brindar todo al niño, para que crezca acorde a su generación y al mundo en el que vive. Instintivamente, estamos creados de esa forma, queremos dar todo al niño que hay en nosotros. De lo contrario, no estará listo para la vida. 

Esa instrucción es natural, viene de nuestra naturaleza y no la podemos destruir. No podemos saturar de información a la persona, conectándola directamente a un computador y llenándola de conocimiento enciclopédico.  

No la podemos llenar de educación y conocimiento inmediatamente después de nacer y desarrollar sensaciones, reacciones y sentimientos. Solamente de forma gradual, paso a paso, en la medida que acumula impresiones, toma la forma de un individuo. 

Toma los primeros veinte años de la vida de una persona e incluso más. Y como adultos, también nos seguimos desarrollando y aprendiendo; y cuando llegamos a la mayoría de edad, lamentamos no haber sabido hacer algo. 

Un proceso similar de desarrollo sucede con nosotros cuando nacemos y nos formamos en el mundo superior. La única diferencia es que existo en este mundo y ¡realmente interfiere conmigo!  

Pero también necesito una madre y un padre espiritual, un entorno, juguetes, educación, instrucción y explicación; y si no recibo ejemplo, no estaré listo para el mundo espiritual, no se abrirá a mí y no lo reconoceré. 

Así como la persona no puede existir en nuestro mundo, sin información sobre él, así su alma no puede existir en el mundo superior, sin información acerca de este. Además, el conocimiento del mundo superior, es una sensación de vida en él (Baal HaSulam, “Cuerpo y alma”).

Imagina que si un bebé recién nacido fuera abandonado en una cuna y no se le diera nada más que lo necesario para su existencia. Seguiría siendo un pedazo de carne.  

No podremos desarrollarnos si no recibimos nuevas y distintas impresiones. Pudiéramos no entenderlas, justo como un bebé tampoco las entiende, pero al principio, somos llenados con todo tipo de influencias e impresiones externas y de este modo, crecemos. Lo mismo pasa en la espiritualidad, nos tenemos que llenar con distintas influencias externas que llegan del mundo espiritual. Pero, ¡estas no existen en nuestro mundo! 

Es exactamente esta influencia “externa” que El Libro del Zóhar ejerce en nosotros y por eso, este libro es especial. Si la persona lee o escucha este libro, al grado de su entendimiento, el libro le llena con distintas impresiones del desconocido mundo superior. Ningún otro libro tiene ese impacto sobre una persona. 

Gradualmente, conforme lo estudiemos, recibiremos impresiones de él, las acumularemos y penetrarán en nosotros y cuidarán de nuestro avance. Seguro que acompañaremos la lectura, con pequeñas explicaciones con el fin de proporcionar a la persona, alguna conexión con la narrativa. Pero de hecho, la persona lo puede leer, incluso sin explicación alguna, únicamente el deseo de entender, como un niño que con ojos muy abiertos, quiere alcanzar el mundo y saber todo, porque la naturaleza no le permite quedarse quieto ni un minuto. 

Si abrimos nuestros sentidos, corazón y mente para absorber todo de este libro, como un bebé que absorbe el mundo con ojos entusiastas, avanzaremos. Y no importa si la persona tiene una mente brillante o le es difícil aprender, ya sea perezosa o ágil, racional o sensitiva, todo el mundo recibirá el desarrollo más favorable para cada quien.

 

Sugerimos la siguiente lectura: ¿Quién oculta el Libro del Zóhar?

 

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