El mandamiento: Ama a tu amigo

No es fácil llegar a la comprensión de que lo más importante para nosotros es la deficiencia y que el día y la noche y el bien y el mal se miden en comparación con ella.

Si hay una deficiencia, es bueno y se llama «día». Si no hay ninguna deficiencia, se le llama » noche». De esta manera debes comprobarte siempre a ti mismo. Esto es completamente opuesto a lo que estamos acostumbrados, ya que no coincide con los sentimientos de nuestro deseo de recibir, sino más bien con nuestra tendencia al otorgamiento, a la santidad.

Debes imagínate a ti mismo de pie ante el Rey, tratando de agradarle, de otorgarle a Él. Pero ¿qué puedes otorgarle, con qué puedes complacerlo para que pueda considerarse como nuestro otorgamiento? Debemos comprobar aquello de lo que Él disfruta.

Todas las acciones que el Creador disfruta son llamadas Mitzvot, y ellas sólo pueden ser realizadas con la ayuda de la Luz que reforma, llamada la Torá. Todas las Mitzvot son las conexiones entre los seres creados, y por lo tanto amar a tu amigo como a ti mismo es una gran regla de la Torá. Esto es llamado la corrección del deseo general por medio de la Torá, porque la Luz en ella reforma. Luego, gracias a todas las acciones en las que nosotros nos conectamos, se crea un gran otorgamiento, lo llamamos la vasija general, el alma única.

Este anhelo se llama día, y las acciones de conexión se denominan Mitzvot. El atributo general que se revela en esto se llama el atributo de otorgamiento, o Masaj, la Luz que reforma, en la que se revela el placer del dueño de casa y el dueño de casa en sí mismo. La Luz directa se revela en la Luz retornante de acuerdo a la equivalencia de forma. Así avanzamos.

(67586 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/25/12, Shamati # 175)

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