Lo principal es imaginarse a sí mismo siempre de pie ante la fuerza superior, que es una, otorga, buena y conduce a la meta. Si me dirijo hacia la meta, siempre sentiré bondad y una buena actitud conmigo mismo. Si anhelo la meta, siempre veré que todo se dirija exactamente a esa meta, para ayudarme a alcanzar la imagen que tengo que moldear de mí mismo.
Todo está dispuesto para hacerme semejante a Él. Lo que sucede en mi vida son solo ejercicios que se me presentan a cada momento para que pueda formarme con su ayuda.
Si la gente se organiza de esta manera, se alegrará de que está en el proceso de formación de su personalidad para convertirse en un hombre, Adán, que significa “similar” al Creador. Verá que no hay fuerzas malas y hostiles en el palacio del Rey, que todo se hace para su beneficio. El Creador lo acompaña y “lo abraza por delante y por detrás”, por todos lados.
Todo está arreglado en aras de adherirse al Creador, como el propósito de la creación.
Si en algún momento una persona se siente mal o incómoda con el propósito de la creación, con el Creador o con la realidad circundante, es señal de que aún no se ha equilibrado con las condiciones que se le han dado, ni en acuerdo con «el bien que hace el bien», con «nadie más que Él» y no se ha conectado con la cualidad de otorgamiento para que reine en él.
Así es como necesitamos establecernos y avanzar constantemente hacia la corrección completa.
Si la gente acepta las condiciones, causas, accidentes y usa correctamente el ambiente, los maestros, el grupo, el estudio y se preocupa por ellos y por la difusión en el mundo, si acepta todo para alcanzar la cualidad de otorgamiento de modo que quede un punto de esfuerzo de él y lo demás en él esté lleno de otorgamiento, significa que está estudiando la Torá Lishmá.
Convierte toda la fuerza que ha recibido, todos sus poderes, cualidades y habilidades, en una forma de otorgamiento. Quiere elevarse por encima de su cualidad de recepción de tal manera que no sienta que realmente existe para que gobierne el otorgamiento.
Si es su deseo se le llama sabio, Talmid HaCham (un discípulo del sabio) y está estudiando la Torá Lishmá. Aprende del sabio, del Creador y recibe ejemplos de Él en cada momento de su vida y se esfuerza por atribuirlos a la fuerza de otorgamiento, a la fuerza que es buena y hace el bien.
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