El sacrificio es un medio para acercarse al Creador

Del artículo de Rabash, El asunto de la raíz y la rama. Es importante separar lo interno de lo externo. Una rama externa tiene que ser igual a su raíz espiritual, pero una rama interna puede persistir sin su raíz externa.

Con el fin de que “la tierra de Israel”, que se origina de su raíz espiritual, “Maljut”, (el dominio del Creador), se establezca en el corazón humano, no es necesario encontrarse físicamente en la tierra de Israel. A una persona se le puede conceder la presencia del Creador (la Shejina) y ser digno de un alcance elevado viviendo más allá de las fronteras de Israel, como los grandes cabalistas que habitaron en el exterior.

“Interno” se refiere al trabajo del corazón que nada tiene que ver con “externo”. Pero, al mismo tiempo “externo” es extremadamente importante. Por ejemplo, existe una ley que uno debe rezar en una “Minyan” (diez hombres) pero es redundante verificar el nivel espiritual que ellos han alcanzado; diez hombres, sean los que fueren, pueden rezar y leer la Torá. Pero, nueve hombres perfectos, justos, tienen prohibido rezar juntos.

No deben confundirse las acciones materiales (“ramas”) con las acciones espirituales correspondientes (“raíces”). Las acciones terrenales (las tradiciones de este mundo) nada tienen que ver con el nivel espiritual de una persona ni puede definirse por ningún medio. Cualquiera puede ir a ofrendar al Templo, pero sólo unos cuantos pueden realizar un “sacrificio espiritual”, es decir la corrección de sus deseos egoístas por la Luz Superior.

Cualquier persona puede distinguir entre esos deseos que pueden transformarse en otorgantes (“sagrados”) y elevados al nivel de otorgamiento (“Templo”), es decir, elevar Maljut a Biná. Maljut representa la “casa”, Biná representa a la “santidad”. Maljut se eleva a Biná, creando así “una casa de santidad” (un Templo) en Biná.

Todas las acciones “internas” que la persona lleva a cabo con el atributo de Biná se llaman “sacrificio”. Con la ayuda de la Luz, la persona logra transformar sus deseos “inanimados”, “vegetativos”, y “animados” en altruistas, que son los deseos del nivel “hablante”.

La corrección de cada deseo sucede consecutivamente al pasar por tres impactos de la Luz: “Kohen”,Levi”, e “Israel”, llevando al deseo a la semejanza y fusión con el Creador. Esto se llama “sacrificar” (Korban), es decir acercarse (Karov) al Creador. Estos pasos de corrección definen la altura espiritual de una persona.

La implementación física de las acciones que se relacionan a la espiritualidad pero parecen irracionales en este mundo material se llaman “preceptos”, eso es, tradiciones o rituales (Minhag). No dependen de que la persona haya alcanzado la espiritualidad, o no, o si planea hacer correcciones en sus raíces espirituales.

En nuestro mundo, podemos realizar acciones materiales que reflejan obras espirituales, pero se trata en realidad de tradiciones y costumbres. No corrigen ni nuestros deseos ni a las personas, como bien podemos determinarlo observando a aquellos que las siguen.

Para corregir nuestros deseos, tenemos que conectarnos con la Luz Superior que a su vez los transforma al darles la intención de otorgar.

(De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 1 de agosto 2010, sobre el artículo, El asunto de la raíz y la rama)

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